La mujer con apego mediante el contacto piel con piel y hablándole cariñosamente logró que su bebé volviera a respirar.

Tras los infructuosos 20 minutos que los médicos destinaron a hacerlo respirar, su madre, Kate Ogg, lo abrazó contra su piel y se puso a hablarle.

“Me quité la bata y lo coloqué sobre el pecho con la cabeza sobre el brazo, le dijimos cuál era su nombre y que tenía una hermana, le dijimos las cosas que queríamos hacer con él durante toda su vida”, explica la madre.

Las señales de vida que la madre comenzaba a evidenciar eran para los médicos sólo actos reflejos, hasta que tras darle leche con sus dedos, el bebé comenzó a respirar, abrió los ojos y movió la cabeza de lado a lado.

El médico, según cuenta la madre, también movía la cabeza de lado a lado diciendo: “No lo puedo creer, no lo puedo creer”.

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