Cuando una mujer tiene un bebé, lo primero que hacen los doctores es poner al recién nacido en sus brazos, para que entre ellos empiece a nacer un lazo que irá creciendo con el paso del tiempo.
“Es necesario colocar al bebé apenas nace sobre el pecho desnudo de la madre para que reconozca su olor y se deslice hasta encontrar el pezón y dar inicio a la lactancia”, precisa la doctora Matilde Estupiñán Vigil, jefa del Departamento de Pediatría Clínica del Hospital Rebagliati de EsSalud.
Asimismo, la especialista dice que el contacto entre ambos debe durar 30 minutos, ya que el calor, el olor de la piel, la voz y las caricias de la madre permitirán el apego y fortalecimiento del vínculo entre ambos. Además, la leche materna contiene carbohidratos, proteínas y grasas que el bebé necesita para crecer saludable y poder desarrollarse de manera adecuada, además de inmunoglobulinas que lo protegerán de futuras infecciones.
Sin embargo, esto no se puede hacer con bebés prematuros, malformaciones congénitas o complicaciones perinatales, entre otras o cuando la madre ha sido detectada con VIH, tuberculosis activa o que está recibiendo quimioterapia antineoplásica o bebés que nacen con galactosemia.
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