Marta López desconocía que estaba a punto de dar a luz. No tuvo ninguno de los síntomas del embarazo: ni náuseas, vómitos, contracciones ni barriga. Además, asegura que menstruó todos los meses, de forma menos abundante, “pero siempre a últimos de mes”.

Marta, sus hijas y su marido acudieron a la piscina del polideportivo de Zorrroza el miércoles por la tarde. Cuando recogían sus cosas para irse, Marta entró en el vestuario y fue al baño porque sentía retortijones. “Me agaché y entonces la oí llorar, y pensé: ¡Ay Dios!”.

La mujer les dijo a sus hijas que avisaran a su marido. El hombre, de 41 años, se quedó “blanco” y “desencajado”. Pidió ayuda en el mostrador del polideportivo, desde donde llamaron a urgencias. El socorrista recibió instrucciones por teléfono de una doctora. Debían atar un nudo en el cordón umbilical que unía al bebé y a la madre, ”a tres centímetros del ombligo”, nunca cortarlo.

La pequeña, que ha recibido el nombre de Naiara elegido por sus hermanas, pesó 2,76 kilos y está sana, explica que según los cálculos médicos, la niña vino al mundo entre las semanas 37 y 39 de gestación, dentro de la normalidad de un embarazo, que puede llegar a durar un máximo de 42 semanas.

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