Según indican en Forbes, muchas veces son los progenitores los que predisponen a que sus hijas no se desarrollen bien en ciertas áreas. En este sentido, es bueno saber que los menores comienzan a entender los roles de género a partir de los 30 meses, y desarrollan prejuicios sociales a partir de la edad preescolar, alcanzando su ápice entre los 5 y 7 años.

¿Qué hacemos mal?

Le enseñas a ser delicada, agradable y tranquila. Anea Bogue dice que hay una delgada línea entre tener un buen comportamiento y ser un sometido, asegurando que muchas veces se empuja sin querer a las niñas a lo segundo. Esto porque se les enseña que deben ser siempre dulces y ‘agradar’ todo el tiempo a los demás. Aunque todos los padres quieren que sus hijos sean educados, no hay que olvidarse de enseñarles la importancia de debatir, disentir y negociar, con respeto, por supuesto.

Sólo le compras juguetes ‘para niñas’. Si todos los juguetes de tu hija son rosados los primeros tres años de su vida, no es raro que ella piense que es su color favorito porque “eso es lo que les gusta las niñas”. De hecho, los investigadores piensan que los padres y otros factores sociales llevan a los niños a preferir los juguetes en función de su género, no por predisposiciones innatas.

La animas a que se crea una princesa. Las princesas de los cuentos infantiles son felices únicamente luego de que el príncipe azul las rescata. “La cultura ‘princesa’ anima a las niñas a ser damiselas en peligro, cuyo papel es quedar bien y esperar a un príncipe guapo que las salve y le entregue sentido a su existencia” dice Anea Bogue, quien recomienda no fomentar esta mentalidad y en su lugar incentivarlas a hacerse cargo de su propio destino, ya que de lo contrario las niñas sentirán que no valen nada sin un hombre a su lado que las proteja.

Sólo dejas que tu hija se junte con otras niñas. Las niñas que se rodean sólo de niñas son más propensas a creer en los estereotipos de género. Por ello, incentiva a que tu hija también juegue con niños, que tenga amigos en el barrio, que se reúna con hijos de tus conocidos, o que invite a niños a su fiesta de cumpleaños. De este modo, podrá realizar otras actividades y de paso aprender que también puede hacer lo que los chicos hacen.

Criticas tu propio cuerpo o el de otras mujeres frente a tu hija. Al hablar de lo ‘gorda’ que estás o que otras están frente a tu hija, le comunicas a la niña que el cuerpo de una mujer necesita lucir de cierta manera para que ella sea considerada agradable y exitosa. Demuéstrale que la alimentación saludable es importante para que el cuerpo esté sano, y no para que luzca delgado. Evita comportamientos como saltarte comidas o hacer dietas extremas, que son formas poco saludables para perder peso y que tú hija puede aprender si te observa hacerlo.

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