Dudar sobre tu capacidad de ser mamá. La verdad que las mujeres están diseñadas para tener, criar y cuidar a sus hijos; es decir, el instinto maternal es algo natural que se irá desarrollando con el tiempo, por lo que tú nunca debes dudar acerca de tu capacidad de ser madre.

Dejarte influenciar. Cuando eres una mamá primeriza es muy común que todos te den consejos y te cuenten las experiencias vividas con sus propios hijos, y lo hacen con la mejor intención, pero recuerda que cada historia es diferente y cada organismo también.

Tener a tu bebé en una burbuja. Hay ocasiones en que quisieras que nadie tocara a tu hijo por temor a que se enferme o le hagan daño, pero la realidad es que tu pequeño debe conocer su entorno, y eso incluye el contacto con las personas; es inevitable que en alguna ocasión se enferme, pues es parte de su crecimiento.

Higiene excesiva. Durante los primeros tres meses de vida es bueno esterilizar todo lo que toca el bebé, pero a partir del segundo trimestre ya puedes relajarte un poco con el tema de la esterilización, manteniendo siempre limpios los objetos con los que esté en contacto; ya que así le ayudarás a crear sus propias defensas y a protegerse de alergias futuras.

Bañarlo todos los días. No es recomendable que el bebé tome baños cada día, pues el manto lipídico de su delicada piel se altera, lo que puede producir sequedad y rozaduras. Con tres veces a la semana, el bebé mantendrá una higiene perfecta.

Abrigarlo demasiado. Es verdad que los bebés deben estar abrigados, protegiéndolos de los cambios bruscos del clima, pero si en la casa la temperatura ronda los 20-22°, el niño puede estar vestido con un mameluco de algodón que le cubra los pies sin ningún problema, y sin la necesidad de que esté envuelto con 10 cobijas.

Silencio total en casa. Es común que mientras el bebé duerme las mamás no quieren que ni una mosca pase porque el ruido lo puede despertar, pero como señala primeriza.elembarazo.net, a partir del mes y medio de nacido, el bebé puede percibir los ciclos de luz y oscuridad, y estará más predispuesto a dormir por la noche.

Hacerse la fuerte. El trabajo de parto y el cuidado del bebé requieren un gran esfuerzo físico y mental, por lo que es mejor pedir ayuda si es que no te sientes lo suficientemente fuerte para realizar todas las tareas, recuerda que pedir ayuda es muy saludable.

Horarios de comida estrictos. Aunque hace tiempo que se estableció que el bebé debía comer cada tres horas, es posible que tu hijo reclame su alimento antes de tiempo, lo que es normal y no le debes negar su alimento.

Cortarle en cabello antes de cumplir su primer año. Las características del pelo de tu bebé no serán definitivas hasta su primer cumpleaños. Al nacer, suelen tener una pelusilla que puede quedarse en las puntas, otras puede tener un aspecto lamido y otras encrespado.