Los síntomas que presentan muchos pequeños justo antes de la ‘vuelta al cole’ hace pensar que sí: mal humor, ansiedad, tristeza o incluso agresividad son algunos de los cambios.

En los casos más evidentes, de hecho, la sintomatología abandona el terreno de lo meramente conductual para trasladarse al plano físico: dolor de tripa, vómitos, rabietas, insomnio o el querer evitar a toda costa cualquier conversación o actividad relacionada con el cole.

La depresión postvacacional puede, además, acarrear consecuencias más graves a lo largo del curso, como una bajada sustancial del rendimiento escolar, o el consiguiente impacto en la autoestima del niño.

Las claves para evitarlo

Intenta que la adaptación al nuevo curso sea lo más gradual posible, estableciendo nuevos horarios ya desde unos días antes del inicio de las clases, ayúdales a repasar las materias del curso anterior y combina parte de su tiempo de ocio durante las primeras semanas con actividades que resulten de su interés.

Asimismo, es importante plantear el regreso a las aulas con una actitud positiva. Estrenar libros y material escolar, reencontrarse con amigos o conocer a los profesores nuevos pueden servir como incentivo para percibir el nuevo curso bajo una nueva luz.