Cuando somos niñas nuestro regalo favorito son las muñecas porque adoramos pasar tiempo cambiándolas, peinándolas, haciéndolas dormir, contándoles cuentos, preparándoles las comida y dándoles amor. Todo esto jugando claro está, porque estos juguetes no tienen vida y es muy fácil dejarlas por ahí si te aburres.

Desde pequeñas tenemos ese instinto maternal instalado en nosotras como un chip, soñamos con ser madres y jugar con nuestr@s hij@s. Por eso las muñecas funcionan como una especie de “hijos” falsos.

Pero claro, en la vida real no puedes dejar a tu bebé tirado por ahí sólo porque te aburriste de sus lágrimas o berrinches. La maternidad es una bella etapa y de eso no hay duda, pero hay cosas que nos hubiera gustado saber antes de ser mamás.

No importa que tan cuidadosa seas, de una u otra manera tu bebé se va a lastimar. Esto no te hace una mala madre, los accidentes ocurren y no puedes evitarlos, te gustaría poder meter a tu pequen@ en una burbuja pero no es posible.

Olvídate de poder sentarte a leer horas un libro, una revista, periódico o hasta las actualizaciones de tus amigos en redes sociales. ¿Te pasabas horas pegada a un libro mientras el día pasaba? Pues olvídalo, al menos por unos años, tu hij@ se robará toda tu energía y tiempo.

Las películas que tanto te gustan no volverás a verlas en mucho tiempo, ¿ir al cine? lo olvidarás por un par de años y cuando puedas hacerlo será a ver las películas infantiles de estreno.

La falta de tiempo para ti misma te hará ganar unos kilos de más. Es casi improbable que tengas tiempo para ir al gimnasio un par de horas, salir a correr, montar bicicleta o abdominales en casa. El único ejercicio que harás será correr detrás de tu bebé.

Por más que intentes hacerlos dormir rápido no lo lograrás y si lo haces tendrás que despertar a media noche porque volverán a llorar, o simplemente despertarás porque no lo hacen.

Su primer día en el Kinder o la guardería será el peor de tu vida, estar lejos de tu bebé te hará llorar por horas. Pero no te preocupes en cuanto te acostumbres sabrás aprovechar todo ese tiempo.

Tú serás las única capaz de entender lo que quiere decir, y deberás soportar las críticas y regaños de tu madre y suegro sobre como enseñarlo a hablar… o de su educación en general.

Tu vida social quedará reducida al tiempo en que se duermen y tú te quedas dormida: unos cuantos minutos.

El verlos felices será el mejor regalo para ti.

Querer comer un dulce en tu casa va a ser casi igual que querer consumir una droga ilegal… no te pueden ver. Puede que te sientas egoísta en algunos casos, pero es necesario para poder seguir con tu agitada vida.

Si antes el vómito o las heces te daban asco, ya no lo harán más.

Van a imitarte. Así, lo bueno y lo malo, vas a tener que cuidar al extremo las palabras que usas, tu comportamiento y gestos, porque van a imitarte tanto que a veces pensarás que son pequeños “mini mi” tuyos.

Verás tus defectos, mañanas y tics reflejados en tus hijos.

Aprenderás a comer rápido, si es que no lo haces porque sabes que el tiempo de almuerzo o cena son los minutos más preciados del día.

A pesar de todo esto, son el mejor regalo que la vida te puede dar, son las personas encargadas de hacerte sonreír, mueven tu mundo, te dan la energía necesaria para continuar cada día y son las personitas más maravillosas y perfectas del universo.