La es una enfermedad que se produce por la insuficiente cantidad de hierro y que puede afectar a bebés, niños, adultos y personas de la tercera edad. En el caso de los menores provoca problemas en el crecimiento, comportamiento e incluso desarrollo, además cansancio y fatiga.

Para evitarla, la alimentación cumple un papel importante desde los primeros días de vida de un bebé, ya que a veces los pequeños nacen con bajo peso.

La lactancia materna es fundamental desde el nacimiento del bebé, por ello es por lo que se recomienda que el recién nacido la reciba dentro de la primera hora de vida. Esta primera toma se llama calostro, la cual es rica en muchos nutrientes y va a contribuir en la prevención de la anemia. Durante los 6 primeros meses el bebé debe consumir la leche materna de manera exclusiva para así evitar que tenga anemia, luego se aconseja incluir otros alimentos a la parte de la leche materna”, comenta Gabriela León, Nutricionista de la Municipalidad de Lima.

En el caso de los bebés prematuros tienen mayor riesgo de padecer de anemia, aquellos que nacen con bajo peso (<2500 g) y/o prematuros (antes de las 37 semanas) por una probable insuficiente reserva de hierro que tiene el niño; por ello es que se recomienda que las gestantes mantengan sus controles.

Finalmente, la especialista aconseja que a partir de los seis meses se incluya alimentos de origen animal con alto contenido de hierro como la sangrecita, el hígado y el bofe para que el bebé se mantenga saludable.