Dayana Rodríguez, es una joven de la ciudad de México que ama leer, escribir y pintar. Ella ha escrito una conmovedora carta para el verdadero el amor de su vida, su madre y la cual ha sido publicada por el portal Upsocl.com, a continuación te la mostramos.

No hay amor más grande que el que me ha dado mi mamá.

“A tu lado he pasado los mejores y peores momentos de mi vida. Tú cargaste conmigo por largos 9 meses, te enfrentaste al dolor más fuerte que sufre una mujer al parir y aun así me recibiste con una enorme felicidad.”

“Fuiste tú quien escuchó mi primer llanto, mis primeras palabras, quien me enseñó a dar los primeros pasos. Te agradezco cada uno de los momentos felices que he pasado a tu lado. Pero no todo fue felicidad, y sabes muy bien de lo que hablo.”

“Durante mi infancia no me daba cuenta de muchas cosas que pasaban a mi alrededor. Ignoraba que tu sufrías y, cómo podría notarlo, si siempre tenías una sonrisa para mí, unos brazos fuertes y cálidos que me protegían de todo.”

“Pero cada día crecía y me percataba de estas cosas que ignoraba. Tanto para mí como para ti fue trágico, vivir tu dolor, tu sufrimiento, tu tristeza. Fuiste y eres la mujer más fuerte que he conocido.”

“Para mí lo más doloroso de todo esto, fue ver en tu rostro el dolor, ver caer tus lágrimas. Significaban golpes que azotaban mi corazón. Sufría tanto como tú y, a pesar de ello, me tragué mi tristeza y me enfrenté a la realidad contigo.”

“Tú no podías verme derrumbada. Era el momento de regalarte sonrisas y abrazos cálidos, y aún así el dolor que yo sentía no se semejaba ni un tanto a lo que tú estabas sufriendo.”

“Me derrumbaba cada vez que él llegaba a casa y tu corrías a esconderte. Ver tu rostro lleno de temor me ponía a temblar, tiritaba cada parte de mi ser y el dolor que sentía al verte así era tan fuerte, que podía sentir cómo mi corazón quería salirse de mi piel y dejar de latir.”

“Pero no, tú no me enseñaste a huir, fuiste tú quien me enseñó a enfrentar la realidad, a luchar y teníamos que luchar juntas, ya que éramos todo lo que teníamos.”

“No existe dolor más grande que el de ver sufrir a quien más amas en esta vida. No hay dolor que dure toda la vida, esas eran tus palabras y nuevamente tenías razón. Ahora, después de lo vivido, puedo mirarte a los ojos y decirte mamá, la prueba está superada.”

“Te amo con todo mi corazón. Gracias por hacer de mí una gran mujer y por enseñarme que la mujer no tiene por qué sufrir violencia de ningún tipo.”

“Alegremente, cuando alguien me pregunta sobre el amor de mi vida, sonrío y digo orgullosamente tu nombre.”

¡Gracias mamá!

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