En una revisión de nueve estudios publicados, un equipo halló que entre el 24 y 43 por ciento de los bebés extremadamente prematuros desarrollaban una discapacidad moderada a grave, según cuán prematuros eran.

El doctor Henry Lee, de la División de Medicina Neonatal y del Desarrollo de la Stanford University y el Hospital de Niños Lucile Packard, en California, recordó que es “una situación muy difícil para la familia” el nacimiento de un bebé de entre 22 y 25 semanas de gestación.

Un embarazo normal dura entre 37 y 42 semanas. Veintidós semanas es lo más temprano que puede nacer un bebé con posibilidades de sobrevivir. Pero los riesgos son tan altos que algunos hospitales no brindarían cuidados agresivos a los bebés que nacen con 22 ó 23 semanas de gestación, según comentó Lee, que no participó del estudio.

“Primero, tienen alto riesgo de no sobrevivir, aun cuando se haga todo para ayudarlos. Y si sobreviven, lo hacen con altas tasas de discapacidad”, señaló.

Los chicos con discapacidad moderada o grave eran aquellos con un resultado en el 2-3 por ciento más bajo de las pruebas de CI, los niños con parálisis cerebral y los que eran totalmente o parcialmente sordos o ciegos.