Millie tiene ocho meses pero ya sabe lo que es convivir con una complicada enfermedad. Esta niña inglesa sufre el síndrome de West, una enfermedad caracterizada por los continuos ataques epilépticos.

Según explica su madre, Kate Stephen, Millie llega a sufrir hasta 225 ataques al día. El primero lo padeció cuando sólo tenía 22 semanas de vida.

“Perdió la consciencia y sus lágrimas rodaron por su pequeña cara. Sus brazos y piernas se tensaron. No lloró en voz alta. Como mi hermana sufría epilepsia, sabía que estaba teniendo un ataque”, señaló.

Tras diagnosticarle la enfermedad, Millie fue sometida a un riguroso tratamiento médico. Además, tiene que realizarse rutinarias pruebas médicas para monitorizar la actividad de su cerebro. Un desconcertante hecho a una todavía tierna edad.

Fuente: Contexto/Telecinco.