Consumir ácido fólico en el primer trimestre de embarazo no tiene relación alguna con la aparición de asma en los niños recién nacidos, según una indagación de científicos noruegos y estadunidenses.

Las madres gestantes suelen consumir suplementos de ácido fólico para disminuir el riesgo de defectos del tubo neural en sus bebés. Sin embargo, algunos estudios han demostrado que el folato promueve un fenotipo alérgico que altera la expresión genética durante el desarrollo temprano, según lo refieren especialistas de la Escuela de Salud Pública de Yale en Connecticut.

Un equipo de investigación hizo una evaluación de este efecto en 1499 mujeres embarazadas y de sus hijos hasta que cumplieron los 6 años de edad. El resultado de esta investigación arrojó que la mitad de las mujeres consumían ácido fólico durante un mes previo a dar a luz y el 90% lo hacía en el tercer mes de embarazado. Las mujeres que eran primerizas consumían dosis más altas.

En términos generales se produjo una disminución del riesgo de asma con la suplementación de ácido fólico. No obstante, los investigadores concluyeron que “se necesitan más estudios para evaluar tanto el riesgo de dosis mayores a 800 microgramos en el inicio del embarazo como el riesgo, con cualquier dosis de suplementación con ácido fólico en el segundo y tercer trimestre”.

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