Todas las mamás nos encargamos de dejar en claro y recalcar a” nuestros pequeños que los queremos a todos por igual, tanto al primero como al último. Sin embargo, la diferencia de edad y número de orden de los hijos hace que cada uno nos haga vivir diferentes experiencias.

A veces sin querer podemos poner más emoción al hijo mayor porque es nuestra primera vez con papás, pero con el segundo y los siguientes tenemos mayor práctica y sabemos manejar la situación. El portal Scary Mommy mencionó 10 diferencias entre el primer y segundo hijo. Aquí te los compartimos:

1. Celebraciones

El primer hijo: Cuando estábamos esperando nuestra primera hija, la gente me celebraba como si ninguna mujer hubiera tenido un bebé antes. Era bañada en regalos y atención por parte de familiares, amigos, amigos de la familia y amigos de los perros de los amigos de la familia. Tras la llegada de la bebé, las visitas llenaron la sala de espera y hacían fila alrededor de la manzana. Nunca había visto tantas lasañas caseras en mi vida.

El segundo hijo: Umm … ¿dónde se fueron todos?

2. Documentación

Mi primer hijo: La documentación fotográfica comenzó antes de que mi vientre embarazado fuera visible aún y continuó semanalmente (más como un diario de vida) durante los dos primeros años de vida de nuestra hija en el exterior.

El segundo hijo: Cualquier foto que capturara mi segundo embarazo pasó inadvertida hasta casi el final, cuando decidimos que era mejor tomar unas cuantas fotos sólo para demostrar que sí ocurrió.

3. Enfermedades

El primer hijo: La bebé estuvo libre de resfriados todo su primer año de vida.

El segundo hijo: Debido a la capacidad para contraer infecciones de su hermana mayor, ahora en el preescolar, la niña ha tenido una nariz que moquea desde la primera semana desde su nacimiento. Si ella nos ve venir con el succionador de mocos desde el otro lado de la sala, se necesita de nosotros tres para sujetarla y usarlo.

4. Gestión del tiempo

El primer hijo: No había tiempo para hacer nada excepto cuidar a la bebé. Las salidas eran cronometradas con precaución, para no enfadar a los dioses de la siesta. Yo no podía comprometerme a ningún plan, sin dar una advertencia respecto a la probabilidad de cancelarlo, porque la programación de un día no podía predecir el siguiente.

El segundo hijo: No puedo entender cómo es que me sentía ocupada cuidando a un sola hija, y aunque sigo respetando las siestas, sería imposible para mí hacer que el mundo parara de girar con el fin de dar cabida siempre a lo que la bebé necesita en el momento exacto en que lo hace. (y por “mundo” me refiero a mi hija en edad preescolar, y por ‘girar’ me refiero a girar.)

5. Lactancia

El primer hijo: tenía grandes esperanzas de que mis pechos se recuperaran después de la lactancia.

El segundo hijo: Todas mis esperanzas están perdidas. Pero todavía estoy esperando que mi pelvis se vuelva a realinear.

6. La atención

El primer hijo: Nos apresuramos a responder cada vez que lloraba en la noche, por el bien de la bebé.

El segundo hijo: Nos apresuramos a responder cada vez que llora en la noche, para que no despierte a su hermana.

7. Limpieza

El primer hijo: La niña recibía un cambio de vestuario completo tras ensuciarse con la más mínima gota de saliva.

El segundo hijo: Se limpia la baba y el escupo con otras partes de la ropa que lleva puesta, o la ropa que llevo puesta yo, también rascar o quitar con el pulgar, también colgarla para que lo demás se caiga al suelo. En resumen, utilizar cualquier método de limpieza que sea más práctico y continuar. El escupo y la baba no son nada comparados con las cosas con que su hermana ensucia su ropa. Un aumento exponencial de ropa para lavar es uno de los grandes traumas de tener un segundo hijo.

8. Desarrollo

El primer hijo: Estimulamos sus habilidades motoras y el desarrollo ambulatorio. Alabamos todos sus logros.

El segundo hijo: He pensado en atarla al suelo con cinta adhesiva, ya que sé qué dificultades trae la movilidad de un bebé. Lo intento todos los días, pero todavía no puedo moverme físicamente en dos direcciones opuestas al mismo tiempo. Una vez que la bebé comience a correr por ahí, voy a tener que decidir a cuál de las niñas sacrificar con el fin de perseguir a la otro.

9. Seguridad

El primer hijo: Pusimos cualquier cosa que se hiciera a prueba de bebé en la casa, esto tenía el fin de protegerla de los peligros de la casa.

El segundo hijo: ¿Cómo puede alguien pensar que una casa es peligrosa en comparación con una niña de tres años? Esta bebé sube las escaleras por sí mismo de camino a su clase diaria de defensa contra hermanas.

10. Cercanía

El primer hijo: Quería abrazarla todo el tiempo, ella fue mi primera. Cuando dormía conmigo era una bendición y tuve el placer de dormitar al azar con ella durante cualquier momento del día.

El segundo hijo: Quiero abrazarla todo el tiempo, ella es mi última hija. Que duerma conmigo es muy raro, porque su hermana no reconoce mi derecho a quedarme quieta.

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