Cada vez son más las mujeres que se animan a lucir sus pechos sin tapujos ni vergüenzas. Y también, las que tienen ganas de hacerlo y están ahí, al límite del prejuicio y la duda. ¿Qué las detiene? Inseguridades, algunos miedos, el exponerse a la mirada del otro y sujetarse a críticas y opiniones ajenas, muchas veces un tanto crueles.
Hacer o no hacer, esa es la cuestión
El topless está reglado por las costumbres y las normas culturales. En Latinoamérica esta práctica no es tan común como en Europa. “Las mujeres latinoamericanas asocian la desnudez con la promiscuidad y el pudor. Las europeas, a diferencia de ellas, lo hacen a cualquier edad y sin prejuicio alguno”, explica la licenciada Andrea Gómez, psicóloga, sexóloga y especialista en educación sexual.
Autoestima: la clave
Calor, playa, sol. El paisaje es el mismo. Pero, ¿por qué algunas se despojan sin problemas de la parte de arriba y otras no? “Las mujeres que se animan a hacer topless tienen una imagen valorizada de sus cuerpos, no sienten vergüenza y disfrutan con esa práctica con total comodidad.” explica la licenciada Gómez
Si querés mostrar: tres tips
-Deja de lado la vergüenza. Cuando llegues a la playa, ubicate junto tu grupo de confianza (amigos, amigas o pareja) y no prestes atención al qué dirán. Así vas a poder disfrutar y divertirte.
-Simple, libre y relajada: esa es la actitud. Apuesta a verte natural, a mostrarte tal como eres y no pienses en el resto de las personas que te rodean.
-Cien por ciento femenina. Para moverte por el balneario, puedes utilizar túnicas o blusas transparentes.