A más de una le ha pasado alguna vez que la mamá de nuestro no nos trata de la mejor manera o que siempre está pendiente de cada paso o comentario para luego ‘criticarlos’ en frente de su adorado hijo. Sin embargo, también hay aquellas suegras que se convierten en una segunda mamá y con la que podemos contar en todo momento.

Los conflictos más comunes están relacionados con las costumbres y el modelo de relaciones creado en cada familia, además de las opiniones contradictorias y las creencias propias de cada uno.

“Es posible llevarse bien con la familia política si ambas partes son respetuosas con las costumbres, creencias, opiniones del otro y teniendo en cuenta que si se lleva a cabo una comunicación asertiva los conflictos no llegarán a aparecer ni a crear problemas en las relaciones. Así la comunicación ha de ser clave”, señala Ana Ruano, psicóloga de Siquia y citada por Hola.com.

Si eres de las cuyas peleas con la son pan de cada día y esto está afectando tu relación de es hora de poner las cartas sobre la mesa y darle prioridad a la convivencia pacífica y en armonía. Estas estrategias pueden servirte de ayuda para llevarte mejor.

1. Evita las comparaciones y no compitas: aprende de la otra persona (suegra) y descubre nuevas maneras de hacer las cosas. Hay que priorizar el bienestar de la persona a la que ambas quieren.

2. Pon límites: muchos de los problemas entre familias están relacionados por la intromisión de la madre del novio, por ello, los límites son necesarios. Y estos deben ser claros, coherentes y muy bien comunicados.

3. Acepta las costumbres de otros: cada familia tiene una manera distinta de vivir el día a día. No veas con malos ojos sus tradiciones o hábitos pues tú tampoco querrás que juzguen los tuyos.

4. No pongas a tu pareja entre la espada y la pared: es importante que la relación esté bien consolidada y exista buena comunicación. Hay que evitar forzar a elegir y, ante un conflicto de intereses, intentar negociar.

5. Empatiza: ponte en el lugar de tu pareja. Haz con su familia lo que te gustaría que hiciera con la tuya.

6. Practica la asertividad: es importante escuchar sin prejuicios al otro, comprender lo que nos quiere expresar y practicar la comunicación asertiva. Expresa tus sentimientos de forma adecuada y en el momento oportuno. Utiliza un tono amigable y afectivo que no implique agresividad y pospón la discusión para cuando los ánimos estén más calmados.