Todos en algún momento sentimos una gran pasión por nuestro trabajo y amamos realizar aquella actividad que nos hace felices pero, ¿qué sucede cuando nuestra pareja no tiene tiempo libre y todos los días de la semana, hasta los feriados, está pegado a la laptop trabajando o no llega temprano a casa por culpa de sus funciones?. A más de una le debe haber pasado.

Ante esta situación estamos frente a un , una persona que está atrapada en argumentos como que su tarea es insustituible o que solo se trata de algo circunstancial y que pronto dejará de trabajar tan intensamente hasta en su cumpleaños, sin darse cuenta que el ritmo laboral le está restando momentos importantes en su vida personal.

Para que descubras si tu pareja está incluida en este grupo te compartimos algunas claves brindadas por Pedro Horvat, médico psiquiatra y psicoanalista:

  • Tienen poca capacidad de disfrute.

  • Postergan eventos importantes y una vida emocional plena por “cumplir” sus labores.

  • Su narcisismo está imbricado con su vida profesional.

  • En vacaciones tienen síndrome de abstinencia, se los ve nerviosos, sin poder “bajar” y “conectar”.

  • Están siempre pendientes de los tiempos.

  • Responden demasiado rápido a la llamada de jefes y compañeros de trabajo. Imposible apagar el celular o hacer “dieta electrónica”.

El especialista refiere a la página web de Clarín que ante esta situación, en que la otra persona involucrada en la empiezan a aparecer sentimientos de soledad o desconexión. “Cuando la situación se prolonga, el tiempo juntos deja de ser tiempo compartido para transformarse en un devenir en el que uno se transforma en mero acompañante del proceso y necesidad del otro”, precisa.

¿Qué podemos hacer?

1. El primer paso, como siempre, es reconocer que se tiene un problema. Sí, además del cansancio e irritabilidad, la salud empieza a dar señales de deterioro.

2. Recordar que cada elección tiene un costo. Las horas extra dedicadas al trabajo son privadas a la pareja, a la familia o el ocio. Es importante tomar conciencia del costo real de lo que se deja de lado.

3. Adoptar medidas para disciplinarse y a la vez protegerse. Limitar el trabajo a horarios razonables, no contestar mails o llamadas fuera de hora y respetar feriados, son ejemplos posibles. Delegar todo lo posible; comprobar que la presencia de uno no imprescindible es el comienzo del alivio.

4. Pedir ayuda. La adicción al trabajo se sostiene en una serie de exigencias y mandatos familiares que suelen estar vinculados con la propia historia y con el lugar que cada uno ocupó en su familia. No engañarse, el problema mayor no está en el afuera, está dentro de uno. Si no se puede salir por uno mismo, consultar.