Estar en un matrimonio sin sexo es, para algunos, una tortura. El sexo no sólo es físicamente placentero, sino que también ofrece intimidad y una conexión emocional que a veces también puede ser mental y espiritual. Cuando la relación es fuerte, puede servir para liberar estrés, pero también puede causarlo cuando la relación no está bien.

Para las parejas casadas de Estado Unidos, el no tener sexo con un esposo que necesita afección se considera como abandono y puede ser una causal válida para divorciarse.

En un artículo de 2009 publicado en el New York Times llamado, “Cuando el sexo deja al matrimonio”, Tara Parker Pope entrevistó a Denise Donnelly, una investigadora y socióloga que ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar este oxímoron.

Donnelly identificó que dos de las causas que hacían que un matrimonio dejara de tener sexo eran el nacimiento de un hijo y un engaño:

1. Dejar de tener sexo por un tiempo luego de dar a luz no sólo es común, sino que entendible

Aparte de generar un impacto evidente en el cuerpo de una mujer, traer a una nueva persona al mundo que es totalmente dependiente, puede hacer que todos reorganicen sus prioridades dado los límites que tienen los recursos de tiempo, energía y dinero. La mayoría de los cuidadores principales de los bebés están de acuerdo que estar pendiente todo el día del bebé hace que el sexo de vaya al final de la lista de prioridades.

2. Los engaños que ocurren en un matrimonio en el cual no hay sexo parecen ser más entendibles que los que ocurren en un matrimonio que tiene pasión y romance

Sin embargo, los engaños pueden ocurrir independiente de si hay más sesiones de amor en casa o no. Tener dudas sobre si volver a tener sexo con una pareja que cometió un engaño es común. Claramente hay casos en que la persona que ha sido traicionada simplemente no puede superar la sensación de dolor, miedo y falta de confianza.

Otras causas

También hay otras causas que llevan a uno o ambas personas a perder el deseo de ser físicamente íntimos: Sentimientos heridos que nunca se resolvieron pueden convertirse en resentimiento y no tener sexo puede ser una forma de ‘vengarse’ o sentir poder sobre el otro. Trabajar mucho o tener un nuevo trabajo puede quitarle toda la energía a una persona hasta llegar al punto en que no hay interés en una conexión sexual.

Cualquiera sea la razón, el resultado final es el mismo: no se acuestan.

Hoy en día, el divorcio es una opción mucho más aceptada que tener múltiples parejas sexuales. Pero para quienes se llevan bien o están criando hijos pequeños o quieren quedarse juntos con razones económicas, un matrimonio abierto puede ser su forma de compromiso.

Tal como la profesora de la Universidad de Nueva York, Judith Stacey, autora de Unhitched, lo ve, la fidelidad es más una función de honestidad que una exclusividad sexual estricta. Cree que la autenticidad y el respeto son cualidades mucho más importantes en un matrimonio saludable que el sexo.