Cada momento en la que intentas concretar una relación con un chico, pasa algo. Te chocas contra un muro que para todo el desarrollo y nunca logras acabar nada. Te preguntas qué puede ser, pero, aunque la verdad es dura, tu peor enemigo en el amor eres tú misma.
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Son tus propias expectativas las que te van frenando de disfrutar de una rica experiencia que podría llevarte hacia el amor. Y es que, sigues en la búsqueda de un semental ideal que no existe. Una vez escuche que las mujeres besamos muchos sapos antes de conocer al renacuajo que será nuestro príncipe azul.
Porque, señoritas ya estamos grandes para esos cuentos y entender que nosotras somos quienes los convertimos en nuestros ideales.
No te saboteas sin quiera intentar conocer bien a esa persona. Realmente no tienes ninguna razón para no dar el siguiente paso de dejar de salir y comenzar una relación. No comparas a la persona real con el prototipo que te has forjado en la cabeza, saldrás perdiendo y por mucho.
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No seas cobarde y lánzate a la piscina. Te darás cuenta a la larga que te dejaste pasar mucho tiempo. Si no te atreves, nunca sabrás por completo si la persona que tienes al frente puede quitarte esos prejuicios y conquistarte totalmente, con otras reglas.