Después de varios años de relación pensé que estaría a mi lado por siempre, pero de un momento a otro se fue alejando; fueron algunos detalles que no vi o no quise ver, como su falta de ánimo conmigo, su frialdad en la cama, caricias no correspondidas o porque se notaba distraído, pensativo cuando estaba a mi lado.
Por supuesto pensé que estaba paranoica y él mismo me dijo que lo estaba en más de una ocasión cuando le reclamé o le armé una escena de celos. Pues bien, llegó el día que me confesó que no estaba enamorado de mí y el mundo, sin exagerar, se me vino abajo. Un golpe en el pecho me sacudió y, a pesar de mis ruegos, reclamos, súplicas, insultos, llantos y odios, acepté lo que me dijo con la esperanza de que recapacitara, regresara y volviéramos a ser la pareja que siempre soñé que seríamos.
Han pasado ya varias semanas y sé que anda con alguien más, así me lo confirman algunas amistades en común. Lo que he vivido desde que nos separamos ha sido lo más parecido al infierno. Este ha sido mi calvario.
La culpa es mía
No lo acepté y aún me cuesta hacerlo. Se fue con otra y me dejó sola. Pasé noches enteras llorando sola en mi habitación, perdí el ánimo por el trabajo y falté varios días, tuve que excusarme con mi jefe y negar que estuviese triste o mal con los compañeros de labores. La vida –para mí- se detuvo en el instante que me dijo adiós, pero todo continuaba con normalidad a mi alrededor.
Lo odié, lo amé. Lo disculpé, lo acusé. Sin embargo, en más de una ocasión me culpé por lo sucedido. ¿No fui lo suficientemente cariñosa? ¿Mis celos lo agobiaron? ¿Debí darle espacio? Me lo preguntaba una y otra vez, entre lágrimas, en la soledad de una oscura habitación.
El “falso destino” y las redes sociales
Por los días posteriores a la ruptura busqué verlo “casualmente” en reuniones sociales o lugares comunes. Caminar por su trabajo o su casa no solo avivaba la posibilidad de verlo sino también ese morbo de “pescarlo” con la “nueva”.
Así también lo “stalkee” en Facebook, en las cuentas de sus amigos y vi todas las fotos de sus amigas, las amigas de sus amigas, los comentarios, los likes, los compartidos, todo. No hubo publicación en Twitter, foto en Instagram o alguna red social que no estuvo bajo la mirada de mi ojo crítico. Pasé horas frente a la computadora buscando algún indicio de infidelidad, algo que confirmara que me olvidó o, por el contrario, la prueba que aún me ama. A pesar de la vista maltratada y unas ojeras preocupantes, nunca encontré nada.
¡Mira lo que te perdiste!
Este podría ser un buen punto y no considerarse uno de los círculos del infierno, pero lo es. Me fui de fiesta con las amigas, me tomé un sinfín de fotos y todas la publiqué en las redes sociales, cada una de ellas más desvergonzada que la anterior, si el escote era prominente o la falda más alta, mejor. Bailando con uno, dos, tres desconocidos. Todas las fotos valían porque él las vería y se daría cuenta del error que cometió por irse con otra. Mentira. Lo más que obtuve fueron varias llamadas de desconocidos y una terrible resaca en la mañana.
Lo otro, y que no debe hacerse nunca, es salir con el primer tipo que se te cruce. La depresión es terrible, pero no se solucionará con salir con alguien. Aburrida escucharás sus estupideces, pues él sabe que estás despechada. Aceptarás ir a la cama con él y lo peor será a la mañana siguiente: él se sentirá que conquistó el Everest y tú (yo en este caso) sentirás que descendiste al peor de los infiernos.
Loca por las compras
Algunas comen en exceso, otras, como yo, compran como locas lo primero que ven, sobre todo zapatos. Me hice el laceado brasilero, me compré las botas que siempre quise, el jean más apretado, la blusa más hermosa y costosa. Las uñas, el maquillaje, peinado y accesorios, servicio completo. A fin de mes, una elevada cuenta en la tarjeta que no puedo costear. Poco a poco salgo de la deuda y solo aconsejo, veámonos lindas, pero cuidemos nuestros gastos. ¡No a la locura!
Después de tantas noches sin dormir, de llantos constantes, de intentos de despido, de noches de fiesta, compras alocadas y salidas con sujetos que no me interesaban en lo más mínimo, creo que lo he superado en parte. Aún me entristece pensarlo, recordarlo, pero debo ser fuerte y evitar el drama.
(Por: Erre)
7 consejos para retornar al cielo
1.- Él no te dejó, la relación terminó para los dos. Sobre todo, no te culpes.
2.- Aceptar que has iniciado algo nuevo. Cuesta, pero cuando lo aceptes, todo será más sencillo.
3.- Guarda lo positivo, valora los buenos momentos, pero déjalo pasar.
4.- No aparecerá. No lo encontrarás. No lo sigas ni stalkees. No es sano.
5.- Busca actividades que hacer, algún deporte, una nueva afición, algo que te tenga ocupada.
6.- Es duro, pero todo mejorará, no necesitas de nadie, todo depende de ti.
7.- No desesperes por el amor. Un día, sin que lo esperes, aparecerá nuevamente.