Esto se da, sobre todo, en la mano derecha. A esa conclusión llegó un estudio de la Universidad de Ginebra que está dando la vuelta a la mundo.

La investigación fue publicada en la revista Biological Sciences, de la Royal Society británica. Los resultados revelan una conexión entre la exposición fetal de los hombres a ciertas hormonas y el desarrollo de determinados rasgos físicos relacionados con el atractivo sexual.

Los expertos explican que la brecha entre los dedos indica en qué medida fue expuesto un hombre a la testosterona mientras estaba en el útero, durante la gestación.

Al parecer, la exposición del feto a más testosterona en el útero no sólo influye en el desarrollo del cerebro sino que también reduce el crecimiento del dedo índice con respecto a la suma de los cuatro dedos, con la excepción del pulgar.

Los investigadores compararon la longitud del dedo índice con los cuatro dedos y encontraron que aquellos que tenían menores proporciones eran considerados más atractivos, entre otras bondades.

Según los expertos, no es algo consciente para nosotras, pero ocurre. Para sentirnos atraídas, no es necesario andar midiendo sus dedos. Basta con mirar sus caras o fotos con sus rostros, como hicieron las más de 80 mujeres que participaron en la investigación.

Te miro, te huelo

Los científicos, dirigidos por Camille Ferdenzi, de la Universidad de Ginebra, diseñaron un experimento para averiguar si las mujeres se sienten atraídas por los indicios de altos niveles de testosterona en los hombres, una voz más profunda, un olor particular del cuerpo, hombres que tienen, a su vez, esta configuración más “masculina” de los dedos.

Sexo y medidas

Muchas mujeres miran las manos y los dedos de un hombre para imaginárselo desnudo. ¿Es un mito o es verdad? En el 2002 lo investigaron en el Hospital Naval y de Veteranos de Atenas, en Grecia. Hallaron que la longitud del dedo índice puede predecir “con precisión” el tamaño del pene.

También se dice que el tamaño del pie es proporcional a la virilidad masculina. Pero investigadores del Colegio Universitario de Londres se encargaron de negarlo. No encontraron pruebas científicas que vinculen ambas dimensiones.