La vida cotidiana a menudo te enfrenta a distintas situaciones que generan gran tensión, desde las más pequeñas, como la espera en una oficina para hacer un trámite, hasta las más importantes como una relación amorosa conflictiva.

Si no lo controlas, puedes tener reacciones físicas o psicológicas a este estado alterado que pueden derivar en problemas de salud graves a largo plazo.

Ganar unos cuantos kilos. Está bien que quieras cuidarte, de hecho hemos escrito muchos artículos dando tips para comer de forma saludable y tener un rutina adecuada para mantenerte en forma, pero darte unos gustos de vez en cuando no va matarte. No vivas obsesionada con mirar cuantas calorías tiene todo lo que comes.

Olvidar tu teléfono en casa. Sí, sabemos lo importante que es que te mantengas conectada mientras estás en el trabajo o en la calle, pero dejar el celular de lado un rato no va hacer que te enfermes ni mucho menos. Deja de estar pegada a este aparato todo el tiempo.

Mantener tu departamento impecable. Es verdad que nos encantaría que nuestra casa esté limpia, oliendo a rosas y que los animales de Blancanieves nos ayuden con el orden, pero también es verdad que por el trabajo o estudios no tenemos tiempo de dejar nuestro hogar como en la foto de una revista. Si eres un poco desordenada, no importa, está bien mientras puedas mantener un equilibro, además hay estudios han demostrado que los cuartos desordenados son ideales para la creatividad.

Tomar vacaciones. Parece utópico que haya gente que se siente mal por salir de vacaciones, pero sí, existen. Al estar tan comprometida con el trabajo que tienes sientes que está “mal” salir unos días o semanas. Tranquila, tú también tienes derecho a relajarte y regresar renovada para seguir con más fuerza a tus labores.

No ir al gimnasio todos los días. El descanso es un punto importante en cualquier régimen de ejercicio. Disfruta de vez en cuando de una hora más de sueño, una tarde con las amigas o una siesta en lugar de pasar dos horas en la elíptica.

Tráfico. El tránsito es uno de los mayores factores de estrés, sobre todo si estás atorada en el tráfico de Javier Prado a las 6 de la tarde. El tiempo empieza a jugar en contra, los ánimos se agitan y los conductores gritan. Lo cierto es que el mal humor no ayuda a que los autos se muevan, así que mejor ponte los autífonos, lee un libro o bájate del carro y camina.

Hablar en público. Ya sea una presentación en el trabajo o en la universidad o hasta decir unas frases en la boda de unos amigos, hablar en público puede resultar una experiencia traumática para algunos. Tranquila, no te vas a morir si te equivocas en alguna frase, si esto te pasa sólo sonríe.

Tu cita llega tarde. La espera siempre es una situación que genera tensión, mucho más si es en un lugar público. Ya sea que la cita sea romántica o con una persona amiga, es molesto llegar antes que el otro al lugar acordado. Tampoco por esto vale la pena estresarse. Entra al cine sin culpas, comienza con un aperitivo en el restaurante, pero disfrútalo.