1. Sal a comer. Comer en tu lugar además de provocar depresión hace que consumas alimentos malos para tu dieta, o que comas de más por la noche como “premio” por haber comido en tu lugar. Es más difícil comer comida sana sentada en tu escritorio así que baja al comedor si llevas comida de casa o sal a comer.

2. Lleva sólo lo necesario. Es más fácil tomar buenas decisiones alimenticias cuando no tienes la comida enfrente, así que calcula qué vas a comer y cuánto te va a costar y lleva el dinero exacto. Si no tienes más dinero no puedes cambiar de platillo ni comprar postres calóricos en el camino de regreso.

3. Llénate de snacks saludables. En lugar de bajar a la tiendita cuando mueres de hambre lleva a tu oficina snacks que puedas dejar en tus cajones para emergencias. Bolsitas de nueces, chocolates amargos pequeñitos, cajitas de pasas, lo que sea que te ayude a quitar el hambre sin que tengas que entrar a una tienda.

4. Levántate a tomar agua. En lugar de llenar un termo grande con agua usa un vaso pequeño y levántate varias veces al día a llenarlo en el bidón. Pararte de vez en cuando es bueno para la salud y te da un pequeño respiro, pero además te ayuda a sentir como que ya “hiciste algo” por tu hambre. Muchas veces cuando sentimos un hueco en el estómago no es por falta de comida sino de agua.