Nueve de cada 10 mujeres aman su vestido de novia y son felices con su elección, pero si tienes una de estas 3 señales, puede que no estés tan contenta con tu adquisición:

1. No estás cómoda con el corte. A lo mejor tu mamá insistió en que escogieras el vestido strapless, o una locuaz vendedora te convenció de que tenías que llevarte el de la espalda abierta. Pero si desde antes le has hecho más de 10 ajustes, el día de tu boda estos se van a multiplicar por 100.

2. No te puedes mover en él. Es fácil tentarse por un ajuar rebajado o uno discontinuo porque su precio es mucho menor al de un vestido sin descuento, pero si no puedes respirar en tu vestido de novia, vas a gastar más dinero arreglándolo, o peor aún, vas a sufrir el día de tu boda.

No desesperes, por lo general los vestidos de novia están pensados para ser alterados, pero los que son comprados en tiendas de vestidos y no hechos por una modista, no siempre tienen la tela extra que necesitas para ajustarlo. Si tienes dudas al comprarlo, llévalo en una talla más grande. Y si la talla o la forma te hace cuestionar dos veces como te quedará, mejor no te arriesgues.

3. Te cuesta 3 veces más de lo que debiste haber gastado. Tampoco pasemos al otro extremo: No es buena idea comprar un vestido en descuento, pero porque pagues una fortuna por otro no significa que vaya a ser mucho mejor.

Además, con tantas opciones en el mercado, estamos seguros que puedes encontrar uno adecuado a tu presupuesto y en el que no gastes todo el dinero ahorrado para tu gran día. Se supone que el vestido de novia te tiene que hacer sentir única y radiante, no preocupada y estresada por lo caro que fue.

Fuente: E! Online

TAGS RELACIONADOS