Shelby Swink tenía ya todo listo para casarse con su amor de toda la vida el primero de noviembre. Hasta que él la dejó 5 días antes de la boda. Absolutamente todo en la vida de Shelby cambió.

Swink, de 23, pasó los días siguientes en shock, y presionada llamando a invitados y proveedores de servicios para cancelar. No hubo nada de tiempo para llorar.

Entonces, a su fotógrafa, Elizabeth Hoard, le planteó hacer la típica sesión de “trash the dress” que usualmente se hace después de la boda, pero en esta ocasión fue ese primer día de noviembre y acompañada de sus amigos y familia. Y ella estuvo más que dispuesta.

El corazón roto de un mujer se convirtió en una obra de arte abstracto contemporáneo.

La mujer pasó el resto de la semana cancelando a los invitados y organizadores… y luego hizo un ejercicio de catarsis pintando su vestido de múltiples colores junto a las damas de honor.

Swink, sus padres, y las que habrían sido sus damas de honor, llenaron de pintura el vestido de novia y la fotógrafa Elizabeth Hoard capturó el momento con su cámara.

Una semana gris se convirtió en una tarde soleada llena de colores en un parque de Memphis, Tennesse.

“El momento en que la pintura tocó el vestido me sentí libre. Dejé ir todo el dolor y volví a ser yo”, dijo la no-novia arcoíris

“Dejé ir todo lo que sentía antes. Me sentí libre de tristeza, libre de descepción, libre de enojo. Dejé todo eso ir y permití que la felicidades se apoderara”, dijo. “El primero de noviembre se suponía que sería un día lleno de alegría y rodeada de seres queridos, ¡y es exactamente lo que fue!”

“Nosotros definimos nuestra felicidad, no con quién estamos”, dijo. “Hay que enfrentar la vida frente a nosotros y usar los limones que nos da para hacer una increíble limonada. Todo pasa por una razón”.

El vestido fue donado a una tienda en Memphis que destina sus ganancias a una ONG que apoya a África.