Después de la luna de miel, la vida de recién casados está llena de emoción y del gozo de tener experiencias nuevas. Las primeras cenas juntos en la casa recién estrenada, la decoración, la creación de esas pequeñas costumbres, la tradición familiar de la nueva pareja son momentos inolvidables.

Sin embargo, con el paso del tiempo, estas costumbres, que en un inicio fueron encantadoras, pueden transformarse en un acto tedioso y hasta molesto. La vida sexual entonces puede tornarse algo reglamentado, planeado. Hacer el amor se convierte entonces en un pendiente más en la agenda de la pareja.

Compartir sentimientos y emociones, la seducción mutua y el romance, puede pasar a un aspecto secundario. Es importante que se aprenda cómo, con ciertos gestos se puede renovar la relación.

El “cultivo” del amor

Las relaciones, tienen que alimentarse constantemente, estimularse, cultivarse. Hay ciertos elementos o gestos que contribuyen a cultivar y renovar la vida matrimonial. Son gestos pequeños, simples y hasta mínimos, pero que resultan de gran ayuda.

Interés mutuo

Los problemas de ambos son igualmente importantes. Si la pareja tuvo un mal día, hay que darle atención y no lo recibirlo con un ataque de mal humor o echándole los problemas a la cara. Escucha y hazle sentir que te importa.