Cancanes desmontables, monos, capas de gasa y combinaciones de encaje o seda plisada, que hablan más de la noche de bodas que de un conjunto estrictamente nupcial fueron los protagonistas de la colección.

Eso desde luego no ha restado protagonismo a las prendas de corsetería que modelan la figura y seducen a la mirada a partes iguales, como las fajas que incorporan ligueros y detalles exquisitos, como paillettes en color oro o cristales de Swarovski, y los bustiers strapless de efecto encorsetado, perfectos para los vestidos escote palabra de honor.

Sujetadores, braguitas y corsés con delicados bordados y formas geométricas, fruncidos y lazos de tul, que recuerdan al erotismo parisino de principios del siglo XX.