Existen distintos factores que pueden lograr que viajar en micro sea bastante desagradable. Me quejo, te quejas, nos quejamos. Pero… ¿no sería mejor cagarnos de risa? (con criterio, claro… tampoco hay que celebrar $%&/!•$ y media)

Es cierto que hay un infinito de desastres que deberíamos cambiar y/o intentar mejorar… Pero en vez de amargarnos más la vida y adoptar una posición bien a lo hater mala vibra, creo que es mejor cagarnos de risa y empezar a verle el lado… “entretenido” a esos… “detalles”.

Señoras, señoritas, y público en general. Con ustedes:

10 razones por las cuales viajar en micro es un cague de risa:

1. La panorámica vista del “Callejón de Huaylas”

El cobrador no es cobrador, si no es “chévere” y no se le ve la raya del poto.

2. Las bellas durmientes

Se quedan dormidas, con la boca abierta y terminan con un chinchón en la frente.

(En mi caso, hasta con los lentes rotos)

3. Los babosos durmientes (ok, esto no es gracioso)

Reverendos conchudos que fingen estar dormidos, solo para no ceder el asiento reservado y/o preferencial.

Querido “baboso durmiente”, si estás leyendo esto: no seas ¡”•$%$& y cede el asiento.

4. Los “frotadores” (ok, esto tampoco es gracioso)

Se frotan con tu hombro, pierna, brazo, lo que sea que tengan a su alcance.

Querido “frotador”, si estás leyendo esto: anda resuelve tus “asuntos” en privado (o con tu flaca/esposa/lo que tengas) y deja de estar violando, manoseando y causándonos constantes “ewwww” y traumas. Respeto, por favor.

5. Los 100 m. planos que el cobrador tiene que picar hasta el semáforo

Tiene que marcar tarjeta y aprovechar que está a una cuadra de distancia nomás, porque el tráfico no deja avanzar al micro. Si el conductor avanza y no para, éste (el cobrador), la sigue picando… porque sino, lo dejan. Harto ejercicio… mis respetos.

6. Cuando te quedas jato

Te metiste la amanecida más warrior de tu vida y fuiste de boleto a ese examen o tenías que terminar una chamba y no te quedó otra que amanecerte.

Cometiste un pecado: pestañeaste/cabeceaste, y cuando te despiertas con ese característico sonido que hacen los cobradores con las monedas mientras dicen “pashaaaje, pashaaaaje”… estás en territorio desconocido. Solo te queda una medida de emergencia… gritar: ¡BAAAAAJO!, ¡BAJOOO! Empujar a la multitud y ver la forma de ir a algún lugar seguro.

7. La frenada mortal

Estás parada, tratas de asegurarte de mil formas (un poquito más y amarras tu morral/mochina a algún asiento) y el conductor hace un drift alucinante y frena en seco. ¡POOOOOOOOW! Las “bellas durmientes” se rompen los lentes y se hacen chinchones en la frente y el pantalón del cobrador, se cae (más); la señora que estaba agarrándose de donde podía, termina trapeando el piso con su cara y las que se fueron de shopping a algún supermercado, pierden desde ajos, hasta la cordura.

Querido conductor de micro, si estás leyendo esto: POR FAVOR, NO HAGAS ESTO, ES PELIGROSO Y… DEJA MORETONES.

8. Los “silenciosos” pero asesinos

Esos que se meten pedos mortales silenciosos, perfumando todo el ambiente y desmayando a cual ser vivo esté en aquel vehículo de transporte limeño.

9. Los “alacranes”

Personas que prefieren combatir a los “silenciosos” con su… aroma corporal. Normalmente desprenden ese “perfume” después de haber jugado una pichanguita.

Querido… “alacrán”, si estás leyendo esto: POR FAVOR, POR EL AMOR DE DIOS… LÁVATE Y/O ÉCHATE DESODORANTE. NO SEAS USURA.

10. Las sacadas de ¡”$%&/

Estás por subir al micro y/o combi y…. ¡fuá mieeeeeeee#%$! matas a la mitad de tus neuronas con un golpe imprevisto en la cabeza; te sobas y te comportas como si nada hubiera pasado

Querida o querido lector, lo mejor que puedes hacer para “combatir” estos “detalles” es suspirar, apegarte, pagar tu pasaje completo (con sencillo) y rogarle a todos los dioses del olimpo (o a quien quieras) que el conductor maneje con cuidado y… cagarte de risa (menos para con los “babosos durmientes” y “frotadores”… esos, que se vayan a la ¡”•$%&)