Pero ¡NOOOOOOOOOOO! Entre “uno más” y “éste es el último”, perdiste la cuenta de cuántas veces pensaste “el último sorbo y paro” mientras entre todos, pedían más y más trago.

Con ustedes, los momentos más rochosos cuando estamos “pasaditas de trago”:

- Cuando no te acuerdas de dónde vives.

- Cuando te sacas la mierda y en ese momento, no sientes el dolor, pero al día siguiente… encuentras cinco (o más) moretones.

- Cuando terminas haciéndote pata de todo el mundo.

- Cuando vas al baño y te olvidas de cerrar la puerta.

- Practicar cómo decir “mamá, ya llegué” con voz de ebria.

- Llorar por tu ex y llamarlo. O, llamar a tu ex y llorar mientras le hablas.

- Cuando comienshas a hablar ashí.

- Hacer pichi everywhere: en alguna esquina, por la costa verde, en un parque, detrás de un carro…

- Cuando se te corren las pantis y yaaaaaaaa qué chucha.

- Cuando tu gran delineado de ojos te convierte en un panda.

- Cuando estás toneando buenazo y el piso empieza a moverse… WTF?!

- Terminar sentada en la vereda, descalza y con el saco de… ¿de quién?

- Cantar a todo pulmón las canciones más despechadas.

- Bailar “hasta abajo” y terminar bien abajo, de espaldas.

- Creer que te ves sexy , cuando en realidad tienes los ojos desorbitados y asustas a medio mundo.

- Subir gateando las escaleras de tu casa y que alguien te “ampaye”

- Creerte una de las protagonistas de “Coyote ugly”, subirte a la barra y bailar sin roche.

- Bailar toda clase de música como si fuera un vals.

- Atreverte a bailar festejo/huayno.

- Cuando el trago sabe a agua.

- Terminar abrazando el wáter.

Todas nos hemos sentido desinhibidas después de unos traguitos. Está bien celebrar lo que quieras celebrar o simplemente divertirte porque tienes todo el derecho de hacerlo. Pero siempre tengamos presente que en cada tono, en cada reu, en cada discoteca, o hasta en el taxi, habrá algún pendejo tratando de aprovecharse de nuestro “estado”.