Cuando se nos hace complicado cerrar un capítulo, un círculo vicioso, tendemos a crear “EXcusas” para “protegerlo” y no aceptar que lo mejor, es terminar.

Con ustedes, las “EXcusas”:

- Esta es la úúúúúltima oportunidad que le doy.

- Solo cometió un error, todos somos humanos. No lo volverá a hacer.

- Él no quería emborracharse, sus amigos lo obligaron.

- Ella se le lanzó. Él ni cagando se atrevería a hacer algo así.

- Dice que está arrepentido y que nunca había amado a alguien tanto como me ama a mí.

- Es que tiene problemas en su casa…

- Seguro no me llamó porque se le acabó el saldo…

- Él no es, huevona. El de la foto de Facebook en la cual lo han taggeado toneando con esa flaca cuando me dijo que estaba durmiendo, NO ES ÉL. SE HAN HUEVEADO.

- Se le fue la batería a él y a todos sus patas, por eso no pudo llamarme…

- Es que soy la primera enamorada que lleva a su casa, por eso me encierra en el closet para que nadie me vea.

- Ay… pero él me ha dicho que va a cambiar. Yo le creo. Hay que tener fe ¿no?

¿Y si dejamos de excusar lo evidente? ¿Y si empezamos a ver la realidad?

Es difícil aceptar que la persona en cuestión no es para nosotras, pero más difícil es rendirnos con nosotras mismas y conformarnos con alguien que en el fondo sabemos que NO ES.