Renuncié a (todo) aquello que formaba parte de mi vida, sólo para que, el ya conocido por muchas (a.k.a.) “el hombre huevón que me cambió la vida”, “no fue mi primer flaco pero fue el que más amé me manipuló”, “no puedo dejar de pensar en llorar por él ni un segundo”, “sin él, me muero viviré”, me viera como la supuesta “Ella es. Con ella lo quiero todo” cojuda que hace todo lo que yo considero “correcto”, porque si no lo hace, es una “mala mujer”.

No sólo la había jodido por completo, por fingir que yo era alguien que en realidad no soy, sino, porque hasta yo me la creí, y por mucho tiempo.

La había cagado, olímpicamente. Es más, no conozco a alguien que haya sido tan estúpida como yo, felizmente.

Después de cortarme el pelo (chiquitititito), jugar (la) ouija con mi salud, perder todo mi dinero (lo que me quedaba de la chamba), atrofiar mi cerebro (al 99%), destruir mi autoestima y pasar días enteros llorando, durmiendo y llorando de nuevo; me di cuenta (gracias al 1% de neuronas que seguían funcionando) de que estaba perdiendo el tempo, de que no estaba viviendo mi vida, de que me estaba comportando como una completa CAMALEONA.

Con ustedes, LA CAMALEONA:

Cuando una mujer está en constante búsqueda de una pareja (desesperada al mango), se convierte en “La mujer camaleona”; ella, se caracteriza por cambiar tan drásticamente por los hombres con los que está o desea, ejemplos: Si a mi flaco (o el huevas que me gusta) le encanta el color “azul”, de pronto empiezo a llenar mis cajones y mi armario pintándolo de tonalidades azuladas; si a mi flaco le gusta escuchar reggae, de pronto me las sé todas #Lánzala, si mi flaco tilda de “perdidas” a las mujeres que utilizan prendas de vestir diminutas, pues entonces dejaré mis shorts playeros, esos que usaba en invierno con toda la concha del mundo (muriendo de frío) de lado y me vestiré de tal forma en la que él se sienta a gusto conmigo, y demás huevadas que nadie más que tú sabes #AtréveteAAceptarlo.

Entendí, a cachetadas/puñetes/patadas psicológicas/emocionales, lo MAL que estaba; que mi amor propio era NULO y que por esa razón había dejado de ser yo misma y de que por más que mi familia, amigas y amigos trataron (hasta el cansancio) de abrirme los ojos (romper las vendas de una maldita vez), yo no iba a cambiar… hasta que YO misma lo decida. Estoy segurísima de que no soy la única que ha pasado por ese infierno, así que…

Mira (reina, huevona, mamita, flaca, mujer, o como te guste que te digan), NO te comportes como (ni seas) una camaleona, JAMÁS. Por NADIE, por NADA. No digo que sea malo “adaptarse” pero hay que diferenciar eso (adaptarse) de “cambiar totalmente por un hombre que cree que eres como él quiere que seas, pero en realidad eres tú misma la que se está enjaulando para llamar su atención o sentirte amada”, he ahí el problema… NO TE AMAS (yo no me amaba), y por lo tanto, estás buscando “ese” amor en otro lado; cuando en realidad está ahí, ahí, EN TUS MANOS; pero, no te das cuenta, y lo estás dejando de lado por escribirle 50 mensajitos que no responde por Whatsapp #DobleCheck, spam por inbox #VistoVistoVisto o llamarlo cada 2 horas #ViberMeSalvaElSaldo.

Así que, no seamos cojudas. Mejoremos, sí. Evolucionemos, sí. Pero, no cambiemos todo lo que somos, queremos, amamos, por un hombre que, si fuese el amor de tu vida #SíClaro, te aceptaría tal cual eres, pero que prefiere inventarse una nueva versión de ti, que según él… cree que así serías “más feliz” #EnBuscaDeLa-Felicidad-Estupidez.

Amémonos tal y como nos gustaría que nos amen #AllIncluded o sea, incondicionalmente.

Por: Ellas Dicen.

NOTA: Las opiniones vertidas en este blog son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente el pensamiento de Peru.com.

TAGS RELACIONADOS