Tus amigas (después de hacerte sentir una vieja aburrida, después del recuento de lo bien que la pasaban cuando salían en esos… “viejos tiempos”) te convencen para ir a tonear.

Te pusiste un short/una falda/un vestido chiquitito y obvio, como para no perder la “costumbre”, tacos. Entre ustedes, se producen al mango. Tanto así, que terminan intercambiando desde correas/collares/aretes:

(Inserta el nombre de tu mejor amiga aquí): ¡HUEVOOOONA, ESE ARETE NOOOOOO! Ponte éste. Toma. Después me lo das.

- te pones los aretes –

(Inserta el nombre de tu mejor amiga aquí: ¡Mejoooooor! Ahora sí.

Van al tono juntas y la pasaron de la conch!”$%&/.

Como era bastante tarde y los tragos no fueron precisamente lo que faltó esa noche (madrugada), decides que lo más inteligente… es ir a dormir a la casa de tu mejor amiga. Intentas llamar a tu vieja tres veces, a la cuarta, te liga (marcaste mal el número porque el 6 se parece demasiado al 9 ¡ja!). Le dices que no se preocupe y que por razones de seguridad, mejor vas mañana a tu casa.

Unas cuantas horas después…

Te (medio) despiertas (#TheWalkingDeadModeOn) al mediodía, y tienes que volver a tu casa A.S.A.P. (as soon as possible = lo más pronto posible). Tu mejor amiga no da señales de vida, la única pista de que no debes llamar a emergencias, es que está respirando.

No tienes ni la menor idea de en qué te tiraste cada céntimo disponible hasta tu siguiente pago (faltan como 10 días para quincena y ya agotaste todos tus fondos).

Es hora de volver a tu dulce hogar… EN MICRO.

Te miras al espejo y a pesar que tienes puesto “lo mismo” que la noche anterior, te ves… hasta las huevas.

Después de haberte llevado el trauma de la vida (al verte al espejo)… te lavas la cara con “ayudín”, le pides prestado algo “decente” a tu mejor amiga (entre “no me jodas” y “déjame dormir” te dice que cojas algo de su cajón) y escoges lo más cómodo que encontraste:

- un short playero (ella sí ha estado yendo al gimnasio y tú… has comido todo lo que has podido, por lo tanto, ninguno de sus jeans te sube más arriba de las rodillas),

- la parte superior (polo) de alguna piyama vieja (todos sus polos son demasiado chiquitos para ti y de pronto, extrañas pasar todo el fin de semana echada, cual morsa, viendo a Sheldon o las temporadas que te bajaste de Sex and the City, sin importar si se te sale un rollito o dos… o tres)

- y… ¡OH NO, POR LA ¡”•$/%(¡! NO HAY TABAS, solo unos crocs con peluche morado.

Te vas inmediatamente al baño a ponerte “más decente”.

Te despides de tu mejor amiga (ni caso te hace), chapas tu cartera, dejas tu ropa en su cuarto y sales…

Después de caminar 50 cuadras, llegas al paradero más cercano: Av. Benavides con República de Panamá.

Le ruegas al Divino Niño, la Virgen María y a todos los “Santos” que pase el micro lo más pronto posible.

¡LLEGÓ EL MICROOOOOOOOOO!

Te subes y todas las miradas se dirigen hacia ti:

- La señora sentada en el asiento reservado, te barre con la mirada y mueve la cabeza mostrando notoriamente su desaprobación para con tu “outfit”/”look”

- El niño detrás de la señora te mira, se asusta y abraza a su mamá.

- Un joven con gustos bastante desagradables de música y que al parecer, tiene problemas auditivos (está escuchando música a todo volumen con su celular… SIN AUDÍFONOS), te mira y te sonríe.

- El cobrador te dice que avances, que al fondo hay sitio, pero ¡NOOOOOOO! Está más lleno que la RENIEC antes de las elecciones y te preguntas… ¿POR QUÉ CARAJO TE DICE QUE HAY SITIO SI NO ENTRA NI UNA MALDITA MOSCA ALLÁ ATRÁS?

Suspiras y te “apegas”

Bajas del micro maldiciendo en silencio el momento en el que les hiciste caso a tus amigas, y emprendes la caminata hacia tu casa, mirando las rayas del piso de la vereda y tratando de no pisarlas… como para entretenerte y olvidar lo que te acaba de pasar en el micro.

Mientras caminas hacia tu casa, prendes un cigarro y te cagas de risa… total, ninguno de esos cojudos del micro saben lo regia que te veías la noche anterior y sobre todo… lo bien que la pasaste ;)

Lo único que se te ocurre pensar para que te dejen de afectar esas miradas prejuiciosas y la sonrisa coqueta del horroroso “varón” que te sonrió, es: Que se jodan.

Nota mental: Pase lo que pase, guardar siempre 20 lucas para el taxi de regreso.