La joven, de nombre Maggie Meier cayó enferma en 2008, y fue admitida al hospital después de sufrir una convulsión. La adolescente cayó en coma durante casi 3 meses, en todo ese tiempo se le movía para evitar que sus miembros se debilitaran, informa Contexto.

Esta historia real, pero bastante insólita se desarrolló cuando la estudiante de la Escuela Blue Valley en Kansas fue diagnosticada con micoplasma meningoencefalitis, una forma de meningitis que causa inflamación al cerebro.

Para recordarle quién era ella, la familia colocó un balón de baloncesto en sus manos cuando estaba sentada en una silla de ruedas. De manera sorprendente los reflejos de la joven se hicieron presentes y comenzó a hacer tiros libres.

“El acto de lanzar una pelota de baloncesto debe ser uno de los instintos básicos más arraigados en Maggie, este movimiento regresó a ella incluso antes de que fuera capaz de volver a hablar o a caminar”, explica el doctor Graf.