Existen 200 millones de personas con problemas de incontinencia urinaria en el mundo, según el Organismo Mundial de Salud (OMS). Esta situación que ataca, en su mayoría, a mujeres.

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Incontinencia fecal y/o de gases, prolapsos, disfunciones sexuales y dificultad miccional son otros de los efectos de su alteración y, que a la larga generan problemas de socialización.

Cabe recordar, que el piso pélvico es un sistema de músculos y ligamentos que cierran el suelo del abdomen y que conforma una especie de diafragma manteniendo la vejiga, el útero y el recto en posición correcta y en suspensión en contra de la fuerza de la gravedad.

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Se estima que la mitad de las mujeres tendrán un problema de incontinencia en algún momento de su vida. Este trastorno se asocia con un escape involuntario ya sea de la orina, heces o gases, además de otras complicaciones. Esto genera un importante impacto sobre la calidad de vida del paciente.

“Su debilitamiento puede darse en mujeres que hayan pasado por la experiencia de la gestación y el parto, la obesidad, el estreñimiento, la menopausia, y, en muchos casos, es herencia”, expresó Miguel López Prado, ginecobstetra de la Clínica Oncogyn.

Problemas psicológicos-sociales

Además de problemas de salud directa esto genera problemas en las relaciones sociales. Muchas de ellas tienen vergüenza de realizar con normalidad sus actividades diarias pues están propensas a perder orina, heces y/o gases ante cualquier esfuerzo inesperado. Además, está muy relacionado con problemas de ansiedad, depresión y baja autoestima.

“Las mujeres que sufren este mal deben dejar de lado sus miedos y vergüenzas, y buscar ayuda profesional ginecológica quien le indicará el tratamiento correctivo correspondiente. Hay casos en los que solo se cura con medicación o ejercicios de Kegel, pero en los casos moderados o severos se puede requerir operación. Una de ellas puede ser la cirugía vaginal o, en todo caso cirugía abdominal”, añadió López.