Consume grasas saludables. Las ideales son las grasas Omega 3 de orígen animal, pues se distribuyen de manera correcta en todo el cuerpo y no se quedan concentradas en una sola zona (en este caso el abdomen).

Disminuye el azúcar. Tanto este alimento como la fructosa, se convierten en uno de los peores enemigos del organismo, incluyendo a los que son naturales, pues con el tiempo se convierten en una acumulación excesiva de azúcar estancada en el organismo.

Respira lentamente. Mantenerte en calma tanto mental como fisicamente, le permite a tu cuerpo estar consciente de los nutrientes que está consumiendo, por lo tanto se dirigirán a los lugares adecuados previniendo su estancamiento.

Duerme bien. Para mantener el organismo en buen estado hay que descansar lo suficiente. Es indispensable despertarse con energías para que se puedan realizar todas las actividades del día y eliminar las calorías que están de más en el cuerpo.

Realiza ejercicios de zona. Corre 20 minutos diarios para que tu cuerpo entre en calor y enseguida realiza una rutina donde lo único que esté en movimiento sea tu cintura, cadera y abdomen. Uno de los mejores es tomar un palo y colocarlo atrás del cuello para después balancearte de un lado a otro.

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