Al igual que cualquier otra actividad física, las relaciones sexuales representan un gasto energético para el cuerpo y durante el acto amoroso se queman calorías.

Debido a ello y a que en “los momentos de placer“https://peru.com/noticias-de-sexualidad-2137?pid=6: el cerebro segrega una sustancia que calman las ansias de comer, el sexo también ayuda a perder peso.

“¿Qué sentido tiene agotarse en el gimnasio si con sólo desabrochar un sujetador con las manos temblorosas se queman 67 calorías, ¡o muchas más si su dueña no colabora!”, se pregunta irónicamente el escritor Richard Smith, autor de dos libros en los que enseña a perder peso mientras uno se prepara para el sexo.

Para avalar la idea de que haciendo el amor se adelgaza, el experto recurre a unas investigaciones realizadas “por él mismo” según las cuales desvestir a la pareja con su aprobación consume 12 calorías y hacerlo sin su consentimiento supone 187 calorías.

Por su parte si una mujer se inserta un diafragma teniendo experiencia previa, gasta 6 calorías, y si carece de ella el proceso le supone un gasto de 73 calorías, en tanto que los orgasmos femeninos queman 27 calorías si son reales y 160 calorías si son fingidos, y pueden alcanzar las 60 calorías si ella “vio las estrellas” o incluso 120 calorías si “se pegó contra el techo…”.

Más allá de las ocurrencias de este irreverente escritor, que obviamente hay que tomar con humor, ¿qué afirman las investigaciones científicas y los expertos en sexología respecto de la sorprende afirmación de que el sexo adelgaza?

LA DIETA DEL SEXO

La sexóloga española Carmen Vijande, ha defendido desde las pantallas de televisión, un revolucionario método de adelgazamiento natural y poco esforzado: “la dieta del sexo”.

Para mantenerse en forma, y en lugar de recurrir a los tediosos aparatos y pesas del gimnasio, la experta ha propuesto una manera más placentera de perder unos kilos, ya que al llegar al orgasmo se pueden eliminar hasta 127 calorías, 500 si se practica en la ducha y, unas 60 calorías al darse un apasionado beso.

Aunque según la sexóloga la pérdida de peso depende en gran medida de la postura que se adopte durante el coito, por lo cual no estaría de más repasar el milenario pero vigente Kamasutra.

Según sus partidarios “la dieta del sexo” tiene dos ventajas: una pareja puede practicarla tanto tiempo como quieran hasta que el cuerpo aguante y no sólo es un régimen perfecto para quemar calorías, sino un ejercicio completo para todo el organismo.

Aunque hay que tener en cuenta que sus efectos dependen de distintas variables importantes, como la duración de la relación sexual, las posturas que se adoptan, los movimientos que se efectúen, y la intensidad de los encuentros amorosos.

Los médicos afirman que en efecto, los movimientos pélvicos, la aceleración de los latidos cardiacos, la dilatación de los vasos sanguíneo de las zonas genitales erógenas, la aceleración de la respiración, las contracciones y espasmos musculares, y por último el orgasmo, suponen un gasto de energía, similar al de cualquier ejercicio físico.

Con la ciencia en la mano y dejando de lado las humoradas de Smith, se calcula que durante una relación sexual de 20 minutos se consumen aproximadamente unas 150 calorías, un gasto calórico similar al que producen andar o subir y bajar unas escaleras.

GIMNASIA ENTRE SÁBANAS

Por ello, el sexo puede considerarse como una actividad beneficiosa para adelgazar, aunque su impacto sea muy moderado y dependa de la frecuencia con que se lo practique.

Con todo, el acto amoroso puede contribuir indirectamente a una pérdida de peso, debido a otras de sus cualidades beneficiosas.

Tanto durante la relación sexual, como en sus preliminares, y cuando damos y recibimos caricias y besos, nuestro organismo libera unas sustancias naturales denominadas endorfinas, que mejoran el estado de ánimo y la sensación de bienestar, lo cual ayuda a mantener a raya la depresión, el estrés y la ansiedad.

Las endorfinas, considerados una “morfina natural”, también se liberan durante la práctica de los deportes y la gimnasia.

Si una relación sexual resulta satisfactoria la persona queda con una sensación de relajación y bienestar, pero si el sexo la deja habitualmente insatisfecha, puede intentar compensar estas carencias con el placer de comer compulsivamente, en lo que se conoce como “alimentación emocional”.

La ansias por comer alimentos como el chocolate, bollería o los dulces también es habitual entre quienes son propensos a los estados anímicos decaídos o depresivos, y que buscan aumentar su tono vital ingiriendo alimentos que los estimulen. Al levantar su ánimo de forma natural, el sexo les distrae de los atracones. EFE