Verde oliva, verde menta, verde esmeralda, verde pradera, verde agua o verde lima son algunos de los tonos adscritos a la gama cromática verde que, por obra y gracia de los grandes diseñadores, este verano se ha instalado en los escaparates de todo el mundo.

“Los diseñadores se han rendido al monocolor verde, aunque muchos de ellos lo mezclan con oro o plata, un propuesta favorecedora para la noches estivales”, explica Pepa Fernández.

Con gran capacidad para otorgar calma interior, optimismo y alegría, el verde aporta frescura, estabilidad y resistencia. Conscientes de las bondades de este tono los grandes diseñadores han recurrido él para recrear el verano y evocar las aguas cristalinas, los helados y los relajantes paseos por la montaña.

La mujer urbana y práctica del diseñador Ángel Schlesser se viste de noche con vestidos largos bañados en verde menta muy atractivos y favorecedores, mientras que el gurú de la moda Karl Lagerfeld para Chanel recurre al verde agua y crea vaporosos vestidos con plumas.

Mientras que el italiano Roberto Cavalli también sucumbe al aguamarina, tono con el que presenta diseños de día atractivos y muy sexys, la firma Mulberry lo utiliza para vestir a la mujer con diseños más deportivos.

El estadounidense Marc Jacobs para Louis Vuitton apuesta por el verde pastel para confeccionar inmaculados y dulces vestido ideados para una mujer que desea imitar a “lolita”, esa joven que también recreó el escritor ruso Vladimir Nabokov en su novela homónima.

Pero el verde, además de un color de moda, es una tendencia que impone el consumo responsable de tejidos que velan y preservan el medioambiente. Son conocidos los diseños con alma ecológica de Stella McCartney, Donna Karan y Donatella Versace, diseñadoras que trabajan con algodones orgánicos y productos alternativos y respetuosos con el medio ambiente. EFE