La cerró su pasarela con el regreso de dos promesas de los 90, Christophe Josse, después 4 años de descanso, y los belgas de AF Vandevorst, que celebraron su 20 años de vida remodelando sus piezas más exitosas en un trabajo de reciclaje de ideas.

Conocidos por su propósitos artísticos en el mundo de la moda y su pasión por la artesanía y la puesta en escena, como decorados de antiguos hospitales en sus tiendas, AF Vandevorst eligió el Oratorio del Louvre para presentar su colección Alta Costura primavera-verano 2018, con 40 looks de 40 temporadas diferentes.

Detrás de la firma se encuentra el dúo formado por An Vandevorst y Filip Arickx, pareja romántica y profesional desde que se conocieron en la Real Academia de Bellas Artes de Amberes en 1987, ciudad en la que siguen dando forma a sus creaciones.

“Para esta colección hemos abierto los baúles”, explicó a Efe Vandevorst después del desfile. “Hemos pasado mucho tiempo eligiendo las piezas de Alta Costura más icónicas, tratando de hacer una nueva silueta, combinada con prendas que hacemos hoy”.

Al encontrarlas, la sensación de que el tiempo no había pasado por ciertas de sus propuestas les motivó a celebrar sus dos décadas de diseño como un homenaje en sí a ese trabajo.

“Las cosas han cambiado mucho, pero así es la moda y eso es lo bueno, por eso nos gusta. Incluso si el ritmo es más rápido (…) lo que hay que hacer es encontrar una solución y enfrentarse a ello, pero resulta igual de apasionante”, señaló Vandevorst.

La tradicional rigidez militar de sus abrigos, los accesorios retomados de la ropa de montar a caballo, estandartes de la casa, volvieron a la pasarela junto a americanas y vestidos ligeramente plisados.

En los accesorios destacaron las botas altas, presentes en cada estilismo, tanto en negras como estampadas o marrones, también realizadas como vestimenta hípica.

Además, AF Vandevorst colaboró en esta ocasión con el activista B. Akerlund, en una colección cápsula de camisetas de algodón que llevaban escritos el nombre de anteriores temporadas, como gesto irónico de esta excursión por el baúl de los recuerdos.

	Este es uno de los eventos más importantes del mundo de la moda. (Foto: Efe)
Este es uno de los eventos más importantes del mundo de la moda. (Foto: Efe)

En otro estilo, mucho más clásico, se movió el francés Christophe Josse, miembro oficial de la Federación de la Alta Costura y de la Moda desde 2011 aunque, tres años más tarde, decidió alejarse temporalmente de la pasarela.

En 15 estilismos propuestos, Josse creó un mundo fantástico de campesinas y pastoras con un aspecto tribal, tomado piezas de Marruecos, Irlanda y América Latina.

“He vivido este regreso con mucha intensidad”, dijo Josse a Efe. “Tenía ganas de volver y proponer un nuevo capítulo en esta historia que comencé hace años, centrándome en lo esencial y con la intención de ofrecer algo seductor”, agregó.

Una silueta fluida con faldas largas y chaquetas que reposan sobre la cadera en una gama luminosa de beiges y blancos, donde destacaron los bordados y numerosas técnicas de laboriosos encajes, con macramé, ganchillo y tricot.

“Yo diseñé los modelos y después hay varias personas en mi equipo que trabajan el tricot. Hicimos las pruebas de tricot y nos divertimos creando esta historia con tejidos muy brutos, tomando bordados eslavos pero recreados por la ‘maison’”, según explicó el modista.

En los accesorios destacaron unos grandes óvalos dorados de vidrio soplado decorados con polvo de oro y de nácar, que colgaban de pendientes y complementaban también brazaletes y sandalias con suela de esparto.

Si bien la Alta Costura es el momento de la creación y el trabajo de mayor ensueño, esta edición cierra sus puertas hasta el próximo mes de julio, cuando será el turno de la moda invernal, con espectaculares puestas en escena pero diseños que hablaron más de inspiración que de innovación.

Fuente: EFE