El aprovechó su segunda día de visita a Turquía para meditar durante unos minutos en la célebre Mezquita Azul de Estambul, en una clara muestra de querer favorecer el diálogo interreligioso en un país principalmente musulmán.

Con los ojos cerrados y las manos juntas, el pontífice meditó al lado del gran muftí de Estambul Rahmi Yaran que oraba a su costado.

“Fue un bonito momento de diálogo interreligioso. Ocurrió lo mismo hace ocho años con Benedicto (XVI)”, indicó el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

Francisco, que cambió el sábado el coche blindado en el que se desplazó en Ankara por un vehículo común, se dirigió luego a la basílica de Santa Sofía para una breve visita.

Dicho tiempo bizantino fue convertido en mezquita tras la toma de Constantinopla por el Imperio Otomano en 1453, y se transformó en museo en 1934 por decisión de Mustafa Kemal Ataturk, fundador de la Turquía laica y moderna.