El diario New York Times publicó un reportaje en el cual explora la historia de más de 5 mil pobladores de (Junín), que deberán trasladarse a una nueva ciudad, todo como parte del multimillonario proyecto minero Toromocho, que ejecuta la empresa estatal china Chinalco.

“Cientos de personas en Perú se resisten a la reubicación de un proyecto minero”, titula el medio estadounidense. El periodista dialoga con los principales protagonistas de la historia: desde los pobladores a favor del proyecto, hasta los que se niegan a mudarse, pasando por el alcalde de la zona y los representantes de la compañía.

Como es usual en la gran cantidad de conflictos mineros que se dan anualmente en nuestro país, el traslado a ‘Nueva Morococha’ genera posiciones encontradas – en este caso principalmente por el tema de los beneficios económicos -.

“Marcial Salomé, alcalde de Morococha, asegura que su pueblo quiere que la empresa les garantice empleos a la gente y que la compañía además pague 300 millones de dólares por la destrucción de su ciudad”, señala el reportaje.

Otros, no obstante, ya se mudaron y elogian sin temor los beneficios de la nueva ciudad. “Realmente de Morococha no extraño nada. Allá no vivía cómoda”, confiesa Virginia Valladolid quien, como decenas de nuevos habitantes de ‘Nueva Morococha’, recién tiene ahora servicios básicos como agua y desagüe.

“En esta nueva ciudad nosotros hemos hecho todos los esfuerzos para que la población esté cómoda, no escatimamos en ningún gasto’‘, dice a su turno Álvaro Barrenechea, representante de la minera china, que según el New York Times, quiere alejarse del negativo legado que tienen otras empresas chinas en Perú.

En esta Morococha, sumida en dramáticos niveles de pobreza, habitan peruanos mayoritariamente de tercera edad. Ellos se resisten a dejar no solo sus viviendas sino principalmente sus propias historias personales.

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