El tomar fotos de un evento deteriora nuestra habilidad para recordarlo, según determinó un estudio de en Connecticut.

La investigación determinó que el acto de tomar la foto en lugar de concentrarse en el acto causa que la memoria no se ‘asiente’ y que sea más fácil de olvidar.

“Las personas utilizan sus cámaras casi sin pensarlo para capturar un momento, hasta el punto de que se pierden de lo que pasa frente a ellos”, indicó a la investigadora Linda Henkel.

Añadió que “cuando las personas dependen de la tecnología para que recuerde por ellos – contando de que la cámara grabe el evento y que no necesiten prestarle atención ellos mismos – esto puede tener un efecto negativo en que tan bien recuerden sus experiencias.”

Para el experimento, los investigadores llevaron a un grupo de universitarios a un museo y a algunos les pidieron que fotografíen los objetos mientras que a otro le ordenaron que recuerden las exhibiciones.

Al día siguiente realizaron un examen de memoria, que mostró que ‘los fotógrafos’ reconocieron menos objetos que quienes simplemente los observaron.

Un segundo experimento comprobó los resultados del primero, pero encontró una excepción: las personas que se enfocaron en un detalle al tomar la foto podían recordar todo el objeto. Esto, según los científicos, muestra que el “ojo de la mente” y el de la cámara son diferentes.

El equipo de investigadores quiere determinar si es que el contenido de la fotografía y su conexión personal con el fotógrafo afectan en la capacidad de recordar. “En los vida cotidiana las personas toman fotos de cosas que son importantes para ellos, que son significativas, que ellos quieren recordar”, opinó la científica estadounidense.

“La investigación sugiere que el enorme volumen y falta de organización de las fotos digitales como memorias personales desalienta a las personas a acceder a sus recuerdos”, estimó Henkel. “Para recordar, tenemos que acceder e interactuar con las imágenes, en lugar de solo almacenarlas”.