Cuidado, alerta de spoiler. Desde que Morgan (Lennie James) reapareció al final de la quinta temporada de The Walking Dead y se reencontró con Rick (Andrew Lincoln) en Alexandría, los fans de la serie se preguntan cómo es posible que este hombre sea el mismo que vimos en Clear, capítulo 12 de la tercera entrega de la serie. Bueno, Here’s Not Here explicó la razón de su drástico cambio.

El de mostró lo que pasó con Morgan tiempo después de Clear y presentó al responsable de su nueva filosofía de vida, un hombre llamado Eastman (John Carroll Lynch). Si bien los seguidores de la serie no están muy contentos con el enfoque pacifista de Morgan, el trasfondo de este amor por la vida es bastante atractivo.

Al empezar Here’s Not Here, Morgan sigue siendo el loco que cree tener la misión de ‘limpiar’ el mundo de walkers y humanos. Tal es su estado que mientras está de caza en el bosque, desde su punto de vista todo es borroso. Solo después de acabar con algunos zombis, recupera cierta estabilidad. Sin embargo, el dolor no ha terminado, solo ha disminuido. Como recordarán, Morgan perdió a su hijo y a su esposa por el apocalipsis zombi, aunque él se siente responsable de sus muertes y por eso está ‘limpiando’ hasta que pueda reunirse nuevamente con ellos.

En el marco de su caza, reúne a varios walkers en una pira que atrae a más y más de estos. Sin problemas, Morgan extermina uno tras otro, pero para facilitar su trabajo fabrica un perímetro protegido con estacas que atrapan a más de estos. Morgan adopta este lugar en medio del boque como su nuevo hogar, por lo que reescribe las frases que garabateó en Clear, aunque ahora sobre rocas y follaje de los alrededores.

Poco después, mientras deambula por el bosque, Morgan advierte que es seguido por otros sobrevivientes, cuyas intenciones son desconocidas. ¿Qué hace entonces? Se esconde y les tiende una trampa: al primero le atraviesa la garganta con su lanza y al otro lo ahorca hasta la muerte. Como indicamos, ‘limpiar’ no solo implica a los walkers, sino también a los humanos.

En una nueva incursión, Morgan escucha los balidos de una cabra y los sigue hasta una cabaña donde todo parece tranquilo hasta que un hombre desde las sombras le pregunta si puede alejarse de su animal y bajar su arma para que puedan hablar. No obstante, Morgan le dispara sin éxito para finalmente ser noqueado con un bostonazo en la cabeza.

“[The Walking Dead: ¿qué es el aikido y por qué es fundamental para Morgan?]”_https://laprensa.peru.com/espectaculos/noticia-the-walking-dead-temporada-6-episodio-3-morgan-eastman-aikido-que-54162

EASTMAN Y EL AIKIDO

Cuando despierta, Morgan está encerrado en una celda dentro de la cabaña, pero su captor no es peligroso. De hecho, le da comida y solo le pide su nombre mientras al fondo se observa un dibujo infantil sobre la pared. En ese contexto, Morgan le grita “mátame”, replicando su interlocutor que “ese es un nombre estúpido”. Como su ‘invitado’ no tiene ganas de hablar, el hombre solo le deja una copia de The Art of Peace (El arte de la paz), de Morihei Ueshiba, y su nombre, Eastman.

Pese a su carácter cálido, Morgan no confía en Eastman, quien en su primera noche le pide que no le haga nada a su cabra. Al día siguiente, Morgan se queda observando a su anfitrión cómo entrena con un bastón, cómo acaba con algunos walkers y cómo prepara un terrible queso. Cuando el silencio por fin se rompe, Eastman le dice que hasta antes del fin del mundo trabajaba como psiquiatra forense, encargándose de analizar la salud mental de presos que podrían recuperar su libertad. Por esa labor, Eastman psicoanalizó a más de 800 pacientes y por eso se siente en las facultades de diagnosticar trastorno de estrés postraumático a Morgan por haber perdido a sus seres queridos, cosa que asume al advertir su anillo de matrimonio.

Eastman le explica a Morgan que la pérdida ha hecho que su mente se aleje del presente. Según dice, hay una puerta y Morgan ha intentado atravesarla para marcharse, pero en realidad esta lo lleva al momento del que quiere escapar. Una y otra vez, termina en el mismo sitio, por lo que Eastman le sugiere que deje de hacerlo porque de esta forma, alguna otra puerta se abrirá finalmente, pero Morgan no parece interesado en sus palabras.

El psiquiatra comenta que matar no está en nuestra naturaleza y por eso, apunta que de las más de 825 personas que entrevistó en prisión, solo una era realmente mala. Es decir, considera que casi todo el mundo tiene remedio y por ello le informa Morgan que su celda, literalmente, está abierta. Eastman le dice que tiene dos opciones: puede marcharse de la cabaña o quedarse a vivir con él, dormir en el sofá y trabajar juntos. Eastman le enfatiza que de ningún modo dejará que lo asesine, pero Morgan igual lo intenta, siendo nuevamente vencido, solo que esta vez casi saca de sus casillas al doctor por haber derribado y roto el dibujo que colgaba de la pared. ¿Qué hace entonces Morgan? Solo regresa a su jaula y finge que no hay ninguna otra opción, aunque para Eastman ya es un progreso.

Eastman le explica a Morgan que lo venció gracias al aikido, un arte marcial japonés que aprendió antes del fin del mundo. Según relató, su hija lo encontró ebrio cierta vez en su garaje después de un día complicado en el trabajo y le dio su pata de conejo de la suerte. A la mañana siguiente, el psiquiatra vio un cartel para las clases de aikido que después le salvarían la vida.

Todavía sin confiar a plenitud en Eastman, Morgan sale esa noche de su jaula y descubre que su compañero está intentando reparar el dibujo que rompieron durante su pelea. Al parecer, este recuerdo tiene relación con su familia, pero a la mañana siguiente, Morgan todavía prefiere mantenerse alejado del dueño de la cabaña.

Al estar en casa mientras Eastman sale a explorar las inmediaciones, Morgan descubre que unos walkers amenazan con comerse a la cabra Tabitha, por lo que sale y los liquida para después llevar sus cuerpos hasta el cementerio improvisado que Eastman tiene cerca. Para sorpresa de todos, Morgan cava una fosa para cada zombi cuando hasta hace poco prefería quemarlos en una pira. Con ayuda de su ‘anfitrión’, terminan los entierros tras identificar a los muertos gracias a los documentos que tenían consigo antes de ser reanimados como walkers.

Solo después de esta experiencia, Morgan inicia sus clases de aikido con Eastman, quien le explica que esta filosofía procura evitar el asesinato de cualquier forma. Como el psiquiatra todavía tiene a prueba a su ‘huésped’, le devuelve su lanza recientemente afilada, pero el personaje de Lennie James prefiere un bastón para entrenar.

Mientras entrenan para convertir a Morgan en alguien que cuide y honre la vida, ambos se hacen amigos y por eso Eastman le cuenta más cosas sobre su pasado, particularmente acerca de uno de sus pacientes que había cometido crímenes atroces y que por su encantadora personalidad estaba cerca de conseguir la libertad condicional. Como Eastman dudaba de su rehabilitación, durante una entrevista quedó en evidencia lo psicópata que era: este sujeto, llamado Crighton Dallas Wilton, se abalanzó sobre el psiquiatra e intentó asesinarlo, pero sus clases de aikido lo salvaron. Después de ese incidente, Eastman procuró que este criminal no salga de la cárcel, pero igual lo consiguió. No obstante, Crighton no tenía la intención de permanecer libro. Solo salió para matar a la esposa, hijo e hijo de Eastman y destruir su vida. Después de asesinarlos se entregó a la policía.

Un año después, Eastman levantó la jaula en su cabaña con la intención de secuestrar a Crighton y dejarlo morir de hambre en la celda, pero asegura que al final no lo hizo porque redescubrió que cualquier vida es preciosa.

LA LOCURA REGRESA

Al día siguiente, cuando discuten sus planes para marcharse y encontrar otros sobrevivientes, Morgan le habla de su esposa e hijo muertos pero rechaza sus condolencias. “Nunca te disculpes”, le replica Morgan antes de recoger las provisiones que había dejado en el perímetro que había demarcado en el bosque. Rato después, tras una nueva rápida instrucción de aikido, las cosas cambian drásticamente otra vez.

Cuando un walker se les acerca, Eastman deja que Morgan se encargue con su nuevo estilo de lucha, pero en lugar de eso, este se queda congelado al reconocer al zombi. Se trata del hombre al que estranguló hace solo unos días. No puede defenderse, por lo que Eastman lo empuja para salvarlo, pero es mordido en el intento.

Tras volver en sí, Morgan grita de ira al entender lo que su amigo ha hecho. Su locura está regresando. Está molesto con Eastman y por eso lo ataca, pero una vez más termina en el suelo, exigiéndole a su compañero que lo asesine. Eastman lo ignora, coge al waker y regresa a su cementerio, aunque antes de que se vaya, Morgan le dice que no quería que se queden “aquí”, en su antiguo campamento, pero Eastman le explica que “aquí no es aquí”.

Eastman se marcha y Morgan vuelve supuestamente a ser el ‘limpiador’ del pasado, pero cuando acaba con un nuevo walker y se encuentra con otros seres humanos, entiende que ya nada es igual. Si bien amenaza a estos sobrevivientes, les permite marcharse. Morgan regresa al poco rato a la cabaña solo para encontrar a un walker comiéndose a Tabitha, mientras que Eastman hace el esfuerzo por enterrar en su cementerio al zombi que lo mordió. Cuando ve a su cabra muerta, comenta que al menos ella descubrió por su cuenta que la puerta de su corral estaba abierta.

Morgan ayuda a Eastman, pero en ese trabajo descubre que hay una tumba con el nombre de Crighton Dallas Wilton. Solo entonces su compañero confiesa que secuestró al hombre que asesinó a su familia, lo encerró en la jaula y dejó que muera de hambre, aunque eso solo ocurrió después de 47 días. Pese a haberse cobrado su venganza, Eastman sostiene que la muerte de Chrigton no le dio paz. Solo la encontró cuando decidió no matar nunca más. Asimismo, contó que intentó entregarse a las autoridades, pero cuando volvió a la civilización, el mundo ya había terminado.

En sus últimos momentos de vida, Eastman también le revela que el dibujo que tenía en la pared lo hizo su hija, quien lo había pintado en los muros de su vieja casa. Cuando descubrió que los walkers habían invadido el mundo, regresó a su antigua vivienda solo para recoger ese pedazo de drywall. De acuerdo al personaje de John Carroll Lynch, ese fue su acto de mayor valentía.

“Todo es acerca de la gente. Todo en esta vida vale un comino. No podía ser solo yo, no puedes ser solo tú”, agrega Eastman, quien también le dice a Morgan que si bien puede quedarse en la cabaña, esa no es la vida que quiere para él.

Poco después, Eastman está listo para morir, así que va en busca de una pistola que tiene guardada en una caja fuerte, pero antes le entrega la pata de conejo de la suerte de su hija a Morgan.

Una vez muerto Eastman, Morgan cava su tumba y después sigue entrenando para después reencontrarse con otros sobrevivientes y salvar más vidas. Es así que inicia el viaje que lo lleva a Terminus y después a Alexandría, que es donde está contándole esta historia al wolve que atrapó en , segundo episodio de la sexta temporada de The Walking Dead.

Morgan tiene encerrado al invasor en una casa porque cree que puede hacer por este lo que hizo Eastman por él, pero el wolve reconoce que si le curan su herida y se recupera, deberá matar a todos en Alexandría. Ese es su código. No obstante, pese a esa amenaza, Morgan lo deja vivir, aunque encerrado en casa.

A diferencia de Eastman, Morgan cierra la puerta y se marcha solo para escuchar algunos pasos más adelante a algunas personas que gritan que los dejen entrar a la ciudad. ¿Quiénes serán?

DATOS CLAVES SOBRE THE WALKING DEAD

The Walking Dead es emitida los domingos a las 09:00 pm (hora local) por AMC en Estados Unidos y los lunes a las 8:00 pm (hora peruana) por Fox en América Latina.

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[Esta nota fue publicada originalmente el 02.11.2015]