La movilización internacional ante la nueva epidemia que surgió en es toda una demostración de lo que se conoce como “aldea global” sanitaria, en la que ningún virus es estrictamente local, estima Philippe Biberson, director médico de la aseguradora International SOS.

Este médico francés estaba en Hanói en 2003 cuando se produjo la epidemia del SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo). El balance de esta enfermedad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se elevó a 774 muertos. El mundo ha cambiado de forma de ver este tipo de emergencias desde entonces, asegura.

PREGUNTA: En 2003, la epidemia de SRAS causó pánico en todo el planeta. ¿Qué ha cambiado desde entonces?

RESPUESTA: Actualmente la capacidad de respuesta, de control y de organización es mucho mejor, y todo hay que decirlo, una gran parte de ese mérito hay que atribuirlo a los chinos. Aislaron y confinaron inmediatamente a las poblaciones afectadas e invitaron a las autoridades científicas. Las autoridades chinas han sido extremadamente proactivas hasta ahora.

P: El actual proceso de repatriación parece sin embargo complicado con las autoridades chinas.

R: Es comprensible. Pero la evacuación de personas, en condiciones satisfactorias, demuestra que hay un control de riesgos que es positivo. Hay un aspecto de angustia, psicológico, que no tiene nada que ver con la cuestión de la infección. El hecho de que se pueda proceder a una evacuación con total transparencia, en términos de salud pública y epidemiológico, es un enorme progreso.

P: ¿Si se examinan las medidas adoptadas a nivel mundial, la concienciación se ha generalizado?

R: Da la impresión de que los actores de esta crisis han integrado que lo que sucede en un rincón del mundo incumbe a todo el planeta. Estamos en una aldea global. Es la demostración de esta globalización y de la conciencia que hay detrás.

P: ¿Qué se ha aprendido de las epidemias precedentes, del tipo SRAS o gripe aviaria?

R: La mortalidad global del SRAS era del 9% o 10% pero si nos concentramos en el episodio inicial, fue mucho más importante. El virus iba debilitándose a medida que se transmitía entre humanos, tanto en mortalidad como en contagio. También es posible que el virus actual pueda cambiar, en un sentido u otro. Desde ese punto de vista, no se ha ganado la partida, y no sabemos cómo acabará.

P: ¿Se puede temer otras pandemias?

R: Tenemos en la actualidad conciencia de una fragilidad epidemiológica, vinculada en particular a la emergencia de virus animales, cuyo paso al hombre se atribuye a la proximidad entre el reino animal y el reino humano. El VIH viene de los grandes simios, el Ébola también, y lo transmiten los murciélagos. El SRAS salió de criaderos de civetas. Sabemos que hay criaderos que utilizan masivamente antibióticos, que toman el riesgo de seleccionar bacterias, parásitos o virus que se adaptan a los medicamentos antes incluso de que lleguen al mercado. El escenario de un supervirus resistente a cualquier barrera es real y plausible. Hay tantos genes que viajan que ya no hay territorios al abrigo.

AFP

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