fue muy conocido por su faceta de actor y filántropo, pero el fallecido protagonista de Rápidos y furiosos también fue un artista marcial. El actor entrenó jiu–jitsu durante 10 años y su sueño fue obtener el cinturón negro, que su maestro entregó a su padre a modo de homenaje luego de .

“Él me dijo que practicaba artes marciales para meditar y liberar su estrés, para estar cómodo y enfocarse en su espíritu. El jiu–jitsu era para Paul lo que el yoga es para algunas personas, no tanto un pasatiempo como un estilo de vida”, dijo su maestro, , en diálogo con el .

‘Franjinha’, líder de , resaltó que Walker nunca aprovechó su fama para beneficio personal ni miraba por encima del hombro a sus compañeros. “Él fue una persona amable. Siempre se tomaba fotos con cualquiera que se lo pidiera. Nunca lo veías molesto, se tomaba todo a bien”, añadió.

Miller también contó que Paul –que empezó a entrenar a los 31 años– se sentía un poco viejo para llegar al cinturón negro. “Te tomará ocho años llegar”, le dije cuando me lo preguntó. “Tómalo con calma y el tiempo pasará rápido”, añadí. Walker falleció cuando había llegado a la faja marrón de jiu–jitsu.

A modo de homenaje, ‘Franjinha’ entregó a la familia de Walker el cinturón negro que nunca podrá darle en persona al actor. “Le dije a su padre si quería colgarlo del árbol contra el que chocó, pero él me contestó que el jiu-jitsu era muy importante para su hijo. Por eso conversaría el cinturón”, agregó.