Por Luis Carnero Bautista ()

Vilma Ávila Réquez y Juan Julca Ramírez se convirtieron en padres en 1999. Eugenio es el nombre de su primer hijo, que lamentablemente nació sordo. Hoy, a sus 13 años, será capaz de escuchar por primera vez.

Tras en un accidente de construcción, Vilma luchó por sacar adelante a sus hijos. “Vendí comida, hacía de costurera, limpiaba casas y hasta vendía animales, solo para poder ayudar a mis hijos”, cuenta Vilma.

En 2011, Ávila acudió a un médico luego de que Eugenio le comunicase que la vista le fallaba. Este le informó que su hijo sufría de una enfermedad muy poco conocida en el Perú, el llamado , un trastorno genético y la principal causa de sordoceguera congénita. La enfermedad, en muchos casos hereditaria, tiene como características la sordera y la pérdida gradual de la visión.

Hoy Eugenio pudo recuperar uno de los sentidos y esto gracias a una serie de eventos fortuitos. Pese a las fallidas promesas de ayuda, su madre acudió a la , donde conocieron a Toño, un profesor de lenguaje de señas.

Él contó el caso en , institución que trabaja con jóvenes con habilidades especiales. Conmovidos con esta historia, ellos contactaron con la fundación , de los Estados Unidos, para indagar si podían ayudar a Eugenio con la operación y el implante coclear.

En solo cinco días fueron recaudados, gracias a donantes que optaron por no revelar sus nombres los US$ 30.000 que necesitaba Eugenio para volver a oír y estuvo presente el día en que activaron el dispositivo.