A los 80 años de edad el cineasta japonés Nagisa Oshima de enero a causa de una neumonía en un hospital al sur de Tokio. Él fue uno de los más importantes miembros de aquella generación conocida como la de nueva ola japonesa a la que también pertenecieron Koji Wakamatsu y Kaneto Shindo, ambos fallecidos en los últimos meses.

Dentro de ese grupo de directores que iniciaron sus carreras entre fines de los cincuentas e inicios de los sesentas, Oshima se forjaría la imagen del más controvertido. Expuso varios temas tabúes en películas que causarían revuelo en el mundo entero, sobre todo en la hermética y conservadora sociedad de su país.

Historia crueles de juventud, su segundo largometraje, fue el que lo dio a conocer pero recién sería en los años setenta que se convertiría en un artista de culto por sus aproximaciones a la sexualidad, el deseo y el sadomasoquismo, expuestos en películas como El imperio de los Sentidos y El Imperio de la Pasión. Cintas cuya influencia se mantiene intacta hasta la actualidad.

En la década siguiente realizaría otra de sus grandes películas Feliz navidad, Mr. Lawrence (Furyo), la cual presentaba la guerra como un producto de la incomprensión entre las culturas como lo demuestran varios momentos notables entre David Bowie, Ryuichi Sakamoto y Takeshi Kitano. A esta le seguiría un breve paso como cineasta internacional con Max, mon amour.

Después de esto seguirían años de silencio que apenas interrumpió para dirigir Tabú (1999), la cual narraba, fiel a sus obsesiones, una historia de pasiones homosexuales en una escuela de samuráis a mediados del siglo XIX.