Río de Janeiro. La organización ecologista internacional Greenpeace calificó este martes como una “farsa” el discurso que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, pronunció ante la Asamblea General de la ONU y en el que dijo que su Gobierno defiende la Amazonía.

“El pronunciamiento del presidente sobre medioambiente fue una farsa”, afirmó el coordinador de Políticas Públicas de Greenpeace en Brasil, Marcio Astrini, citado en un comunicado divulgado por el grupo ecologista.

De acuerdo con Astrini, el líder ultraderechista brasileño intentó convencer a todo el mundo que su Gobierno protege la Amazonía pese a que hace totalmente lo contrario.

“En realidad Bolsonaro promueve el desmonte del área socioambiental, negocia tierras indígenas con mineras extranjeras y debilita el combate a los crímenes forestales”, afirmó.

En su gestión, agregó, “los incendios, la deforestación y la violencia aumentaron de forma escandalosa. Para la selva y su pueblo, Bolsonaro es un problema y no la solución”.

En el mismo sentido se pronunció la también organización ecologista WWF, según la cual el discurso del líder brasileño contrarió el propio espíritu de la ONU por “acentuar el divisionismo y la polarización”, al señalar enemigos imaginarios y dejar de reconocer los problemas urgentes de Brasil.

De acuerdo con WWF, los propios datos oficiales han mostrado una tendencia de aumento real y “preocupante” de la deforestación de la Amazonía y de los incendios forestales.

La organización agregó que, en su discurso, Jair Bolsonaro no demostró ninguna preocupación con los cambios climáticos ni mencionó el Acuerdo de París, pero sí dejó claro que no cree en la ciencia y que no se compromete en dedicar esfuerzos para reducir la deforestación y las emisiones contaminantes.

12d96445-2a65-4527-ac25-69c7b0e8eb3a“Al quebrar el histórico liderazgo del país en el área ambiental ante otras naciones, su postura acentúa la preocupación internacional y de los mercados sobre la capacidad de Brasil para proteger la Amazonía y contribuir con la reducción de los efectos de los cambios climáticos”, concluye WWF.

El gobernante brasileño, que abrió este martes los debates de la Asamblea General de la ONU, pidió “respeto” a la soberanía de su país en la Amazonía y reiteró sus quejas por la “exageración” y la “manipulación” en torno a los recientes incendios en la Amazonía.

Sobre las llamas que consumieron parte de la cobertura vegetal de la Amazonía, que grupos ecológicos atribuyeron a una alegada falta de acción de su Gobierno, Jair Bolsonaro insistió en que hubo una campaña de “desinformación” creada por oenegés y que llegó a animar algunos sentimientos “colonialistas” que persisten en el mundo.

Aunque no lo citó expresamente, se refirió al presidente francés, Emmanuel Macron, quien alarmado por los incendios llegó a pedir una intervención del G7 para ayudar a controlar las llamas, por considerar que la Amazonía es de “interés internacional”.

Pérdida de cubierta vegetal y emisiones de CO2 en los países que comparten el territorio de la Amazonía, entre 2001 y 2018. (Infografía: AFP)

Pérdida de cubierta vegetal y emisiones de CO2 en los países que comparten el territorio de la Amazonía, entre 2001 y 2018. (Infografía: AFP)

Bolsonaro reiteró que “la Amazonía (brasileña) es mayor que toda Europa occidental” y que en más de un 60 % está “preservada”, por lo que su Gobierno “no acepta” que otro país “diga” qué se debe hacer para conservar ese bioma.

También sostuvo que es una “falacia decir que la Amazonía es un patrimonio de la humanidad o que es el pulmón del mundo” y aseguró que los únicos que tienen soberanía sobre esa región son los países amazónicos.

No obstante, en línea con lo que ha defendido durante toda su vida política, reiteró que, durante su gestión de cuatro años, no serán creadas nuevas tierras indígenas, pues las que ya existen ocupan casi el 14 % del territorio nacional.

Defendió además su intención de permitir la explotación por parte de empresas privadas de ciertas riquezas minerales de la Amazonía, y pidió a las Naciones Unidas que impidan la vuelta de “prácticas colonialistas”, como las que indirectamente atribuyó a Francia.

Fuente: EFE