Una profecía de la ciudad de Atlacomulco, donde nació Enrique Peña Nieto, se cumplió en la vida del hoy presidente de México.

Para relatar la sazonada historia, recogida en el libro Negocios de familia, publicado en 2009 por los periodistas Francisco Cruz y Jorge Toribio Montiel, hay que contextualizar la procedencia de , miembro de una familia que durante seis décadas ha gobernado el Estado de México, del que él mismo fue gobernador antes de llegar a la presidencia del en 2012.

El Estado de México es la mayor plaza política del país, con ocho millones de electores y un PBI anual de US$70.000 millones. Enrique Peña Nieto comparte con cinco familiares y antecesores, como indica la biografía no autorizada, una curiosa predicción.

El relato se remonta a un día cualquiera de 1940 y a los dones de doña Francisca Castro Montiel, la vidente de la pequeña Atlacomulco. “Seis gobernadores saldrán de este pueblo. Y de este grupo compacto uno llegará a la presidencia”, vaticinó.

Desde entonces, miembros de la familia que intentaron dar el salto de la gobernación a la jefatura de la nación fracasaron. En 2006, Arturo Montiel, tío de Enrique Peña Nieto, desistió de tentar la postulación por el PRI al revelarse sus actos de corrupción e enriquecimiento ilícito. Mucho años antes, Alfredo del Mazo Vélez fue sacado de carrera cuando preparaba su candidatura. Su hijo Alfredo del Mazo González corrió la misma suerte 20 años después, en 1987.

El porvenir de padre e hijo caló tanto en la política del Estado de México que allí el apellido Del Mazo hasta hoy se utiliza como sinónimo de mala fortuna, revés, derrota. En cambio, el apellido de sus parientes, los Peña Nieto, se anotó un triunfo. La gestión del mandatario es otra historia.

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