Apenas horas después de prometer que no habría más fallas de seguridad, la directora del Servicio Secreto de EEUU, Julia Pierson, enfrenta otro escándalo en su agencia.

Pierson olvidó mencionar a los legisladores otro caso en que estuvo en peligro la vida del presidente Barack Obama.

Los periódicos y Washington Examiner reportaron que el 16 de septiembre, un contratista de seguridad armado y con tres condenas por asalto y agresión montó en un elevador con Obama en el Centro para Control y Prevención de Enfermedades en Atlanta.

Aparentemente, el Servicio Secreto no revisó los antecedentes del contratista, a pesar de que está obligado a hacerlo con toda la gente que se acerque al mandatario, ya sean empleados, invitados y voluntarios.

El contratista de seguridad despertó las sospechas de los agentes del Servicio Secreto al negarse a dejar de grabar con su móvil a Obama durante los minutos que compartieron espacio.

Cuando salieron del ascensor, los agentes le interrogaron y fue entonces cuando descubrieron que había sido declarado en tres ocasiones culpable por asalto y agresiones, así como que estaba en posesión de un arma en ese momento.

La directora Pierson no remitió informe de lo ocurrido a la unidad de investigación que revisa las violaciones de protocolo, sino que prefirió una revisión interna, según .

El martes, Pierson fue cuestionada y criticada por los parlamentarios sobre otra brecha de seguridad que ocurrió el 20 de septiembre, cuando un veterano del Ejército que escalase la valla de la Casa Blanca y corriera hacia la mansión ejecutiva.

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