Los investigadores creen que la primera persona que falleció por el último y mayor brote de de la historia fue un niño de dos años de edad de un pueblo remoto de Guinea cerca de la frontera con Sierra Leona y Liberia.

El niño, no identificado, murió el 6 de diciembre del año pasado en una aldea de la región de Guedeckou, sudeste de Guinea, después de caer enfermo con vómitos, fiebre y diarrea, informó .

De acuerdo con el periódico, se desconoce cómo contrajo el niño la enfermedad. Sin embargo, los médicos suponen que el virus llegó al organismo del pequeño a través de algún animal portador como un murciélago de la fruta, un chimpancé o un mono.

La madre del niño, su hermana de tres años y su abuela murieron de los mismos síntomas en una sucesión rápida. En ese momento nadie sabía qué los había matado. Teniendo en cuenta los síntomas, podía haber sido cualquier enfermedad gástrica o incluso gripe.

Después de matar a toda la familia del niño, la enfermedad siguió extendiéndose por la región. Así, dos personas que acudieron al funeral de la abuela llevaron la enfermedad a su pueblo y un trabajador sanitario que atendió a las víctimas la llevó a su aldea, donde murió junto con su colega. Ellos, a su vez, habían infectado a los residentes de otras ciudades.

El virus no fue identificado como ébola hasta el 6 de marzo, cuando decenas de personas ya habían muerto en Guinea y los casos empezaban a emerger en Liberia y Sierra Leona, tres países mal preparados para responder a una gran epidemia. Hasta aquel momento, el virus era desconocido en esa región del continente africano, lo que había impedido a al personal sanitario identificarlo en la primera etapa del brote.

A finales de marzo, la organización advirtió de que el contagio sería difícil de contener ya que se había extendido por un territorio demasiado vasto. Según la , el número de víctimas mortales de este brote de ébola en África occidental se eleva ya a 961 personas.

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