La televisión , en colaboración con el principal órgano anticorrupción del régimen comunista, comenzó a emitir esta semana una serie de telerrealidad que por primera vez cuenta la vida privada de altos cargos corruptos del país, habla con ellos e intenta mostrar cómo se salieron del buen camino.

La serie del canal estatal lleva por título: “Siempre en el camino”, consta de ocho capítulos y el primero se emitió el pasado lunes 17 de octubre, atrayendo millones de telespectadores y medio millón de comentarios en las redes sociales del país.

Ese primer capítulo mostró la vida de tres corruptos, entre ellos Zhou Benshun, alto cargo local del Partido Comunista en la provincia septentrional de Hebei, juzgado por aceptar sobornos y a la espera de sentencia.

“Nunca pensé en llegar a esto… venía de una familia pobre y siempre odié a los cargos corruptos, pero ahora me he convertido en uno, es extremadamente triste”, admitió Zhou en el programa, donde los altos cargos muestran arrepentimiento y, a menudo con lágrimas, confiesan sus despilfarros.

“Siempre en el camino”, programa que toma su nombre de un lema de la campaña anticorrupción china, reveló que la casa de Zhou, de 800 metros cuadrados, en la que el político disponía de una secretaria, un chófer, dos cocineros y dos criadas, una de ellas encargada de cuidar a una tortuga que el alto cargo tenía por mascota.

El capítulo del lunes también criticó al líder comunista por haber caído en la superstición religiosa, algo que igualmente persiguen las autoridades disciplinarias del Partido Comunista, y mostró cómo Zhou, cuando murió su tortuga, la enterró siguiendo rituales budistas.

Otro protagonista del capítulo fue Bai Enpei, antiguo jefe del Partido en la provincia meridional de Yunnan, quien habló abiertamente de las razones que le llevaron a malversar y aceptar sobornos para enriquecerse.

“Veía a hombres de negocios vivir en casas lujosas, algunos tenían hasta aviones privados, y me di cuenta de que quería una vida como ésa. Así es como cambió mi forma de pensar”, reconoció Bai, condenado a prisión por más de una década de prácticas corruptas.

La Comisión Central de Inspección y Disciplina, órgano anticorrupción del Partido Comunista que patrocina el programa, pasó 10 días registrando y haciendo inventario de las riquezas que Bai había acumulado en su casa, que incluían valiosas joyas de jade, lujos juegos de té o muebles de caoba.

El programa ofrece una poco habitual aproximación a la campaña anticorrupción emprendida desde 2012 por el presidente chino, Xi Jinping, que sólo en 2015 sancionó o castigó a 336.000 altos cargos, pero que por su falta de transparencia mueve a sospechar que es usada por el líder comunista para abatir adversarios políticos.

Por ejemplo, el juicio el año pasado al político con más poder procesado dentro de esta campaña, el exministro de Seguridad Pública Zhou Yongkang, se efectuó a puerta cerrada y sólo se informó de su celebración días después, cuando se anunció la sentencia de cadena perpetua.

El programa televisivo ha sido bien recibido por los telespectadores chinos en redes sociales, aunque la censura ha comenzado a reducir la posibilidad de opinar sobre él (ya no es posible, por ejemplo, comentar directamente en la cuenta oficial de la serie en Weibo, el Twitter chino).

“Los casos en el documental son impactantes, todos enseñan el precio de la codicia”, señalaba el internauta Zhu Changyao en uno de los comentarios.

Otro, con el seudónimo Huozhe Hutu, se quejaba de la censura: “Por un lado se muestra la lucha contra la corrupción, por otro se prohíbe hablar de ello, ¡qué contradictorio!”.

El programa se emite poco antes de que se celebre, la próxima semana y a puerta cerrada, el plenario anual del Partido Comunista de China, en el que se espera que la lucha anticorrupción sea uno de los primeros temas sobre la mesa.

(Fuente: EFE)

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